En
los Estados Unidos, el libro “Talking to Heaven”, que reproduce las
comunicaciones del médium Van Praagh, con los muertos, ha sido un éxito.
El
autor del libro, que es el propio médium, defiende la tesis de que no existe
muerte, sino apenas vida.
La
enorme procura de libros como ése y otros del género, demuestra el interés de
los hombres por lo que vulgarmente se llama sobrenatural, en este fin de milenio.
El
ser humano, que trae en sí mismo la intuición de la inmortalidad, ha buscado a
lo largo del tiempo probar que no es apenas un montón de huesos y músculos.
Sin
embargo, al zambullir en el cuerpo físico, por la puerta de la reencarnación,
gran parte de los seres pasa a dudar de la vida después de la muerte, cuando
deja un ser querido en la puerta de la tumba, y de él se aleja por tiempo
indeterminado.
Hagamos
una comparación que quizás nos deje más clara la cuestión de la inmortalidad.
Imaginemos
que un buque, cargado de emigrantes, parte para un destino lejano.
Lleva
hombres, mujeres y niños de todas las condiciones, parientes y amigos de los
que se quedan
Un tiempo
después de la partida, surge la noticia de que el buque naufragó. No deja ningún
vestigio, ninguna noticia sobre su suerte.
Se
cree que todos los pasajeros perecieron y el luto penetra en todas sus familias.
No
obstante, tripulantes y pasajeros, sin faltar un único hombre, fueron a parar a
una isla desconocida, abundante y fértil, donde todos pasan a vivir dichosos.
Nadie,
todavía, sabe de eso.
Pero,
un día, otro buque llega a esa tierra y allí encuentra sanos y salvos a todos
los supuestos náufragos.
La
buena noticia se propaga con la rapidez de un relámpago, y todos exclaman
felices: “¡no están perdidos nuestros amigos y familiares!” Y dan gracias
a Dios.
Y,
aunque no puedan verse, se corresponden e intercambian demostraciones de afecto
y, así, la alegría sustituye a la tristeza y la añoranza se transforma en
esperanza de un reencuentro futuro.
Tal
es la imagen de la vida terrena y de la vida del más allá.
El
segundo buque, por comparación, serían las innumerables mensajes de los
muertos, dictados a través de los médiums, que nos traen la buena noticia que
los que partieron antes que nosotros, sobreviven.
Y
quien busca, con sinceridad, pruebas que hay vida después de la muerte, las
encontrará en la vasta literatura que habla sobre el asunto.
¿Usted
sabia
Que durante
el sueño podemos mantener contacto con los seres que ya partieron para la
patria espiritual?
Contrario
a lo que se piensa, los encuentros entre vivos y muertos son muy
frecuentes.
Eso
es una realidad tan tangible, que muchas películas y telecomedias enfocan el
asunto con naturalidad.
Así,
el hecho de saber que las personas que amamos continúan vivas en el más allá,
es verdaderamente una noticia consoladora.
¡Pensemos
en ello!
(La
Génesis, cap. I, ítem 62)