¿Usted
se considera un buen miembro de un equipo?
En
la historia de la humanidad, nunca
se ha realzado tanto la importancia del trabajo en equipo como en los días
actuales.
La
práctica ha comprobado que el trabajo en equipo, funciona. No es otra la razón
que lleva a los empresarios a invertir en adiestramientos para consolidar
equipos eficientes y bien preparados.
No
obstante, para que haya un buen resultado en la labor de equipo, es preciso
cambios en la intimidad del individuo que la compone, de tal modo que mejore su
actuación, ya que el equipo es el resultado de la suma de las características
de cada uno de sus miembros.
Siendo
así, cabe a cada criatura, la búsqueda del perfeccionamiento individual,
invirtiendo en sí mismo para que pueda ser un elemento útil en el conjunto.
Hace
algún tiempo, se valoraba mucho la competencia específica de cada uno en
particular, sin prestar atención a su actuación en equipo.
Hoy
en día, en cambio, no basta ser un miembro eficaz, es preciso ser un miembro
eficaz dentro del equipo. En otras palabras, es preciso que se lleven en cuenta
los objetivos comunes del conjunto.
Un
jugador de basquetbol, por ejemplo, puede ser muy bueno en las jugadas
individuales, pero, si no juega bien con el equipo, seguramente el técnico
eligirá otro menos eficiente que sepa dividir el juego con el resto del
conjunto.
De
este modo, cada individuo es un engranaje inteligente dentro del conjunto de
realizaciones. Cada uno de ellos es pieza importante para que se alcancen los
objetivos establecidos por el equipo.
En
la construcción de un edificio, todos tienen que ejecutar su parte con mucha
responsabilidad y competencia para que no se ocasionen daños a la obra.
El
ingeniero, el arquitecto, el maestro de obras y hasta el más humilde peón, son
importantes para alcanzar un buen resultado al final de la construcción.
Un
ladrillo mal colocado, una viga mal hecha, la mezcla mal preparada, un pequeño
agujero dejado por descuido, pueden causar, a lo largo del tiempo, el
desmoronamiento del edificio.
La
vida en sociedad es ley divina, es por esa razón que incluso los animales
buscan juntarse para alcanzar los objetivos de supervivencia.
Generalmente
cazan en bandos, vuelan en bandos, organizan verdaderas colonias donde cada uno
ejerce una función específica dentro de las necesidades comunes.
Una
vez más, Jesús se anticipó en
sus enseñanzas, hablándonos del haz de varas.
Un
haz de varas es un equipo con cohesión y homogeneidad.
Lo que no significa varas idénticas, sino unidas entre sí.
Las
varas tienen sus características individuales, y ajustadas unas a las otras
hacen que el haz sea tan resistente que nadie las puede romper. Y si una de
ellas es retirada, todo el conjunto se desequilibra.
Una
vez más debemos reconocer la sabiduría del Hombre de Nazaret, pues cuanto más
conocemos sus enseñanzas, más evidente se nos revela su grandeza.
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Si
usted quiere realmente crecer, es necesario permitir que otros crezcan con usted
para darle sustentación.
Cuando
una persona cae, muchos caen con ella. Pero cuando alguien se levanta, muchos se
levantan también.
¡Piense
en ello!