Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Gotas de amor

En una modesta habitación, el enfermo grave pedía silencio. Pero las bisagras de la vetusta puerta rechinaban cada vez que alguien la abría o cerraba.

El momento requería quietud, pero no era oportuno para el arreglo adecuado. Con el pasaje del médico, la puerta rechinaba, en las idas y venidas del enfermero, en el tránsito de los familiares y amigos, la puerta rechinaba, estridente.

Aquella circunstancia suscitaba, en el enfermo y en todos los que le prestaban asistencia y cariño, una verdadera guerra de nervios.

Pero, después de varias horas de fastidio, llegó un vecino y puso algunas gotas de aceite lubricante en la antigua articulación y la puerta quedó en silencio, tranquila y obediente.

La lección es sencilla, aunque muy expresiva.

En muchas ocasiones hay tumulto dentro de nuestros hogares, en el ambiente laboral, en una reunión cualquiera. Son las bisagras de las relaciones haciendo barullo inconveniente.

Son problemas complejos, conflictos, inquietudes, conmociones...

Sin embargo, en la mayoría de los casos, nosotros podemos presentar la cooperación definitiva para el cese de las discordias. Basta que recordemos el recurso infalible de algunas gotas de comprensión y la situación cambia.

Algunas gotas de perdón terminan de inmediato con el chirrido de las discusiones más calurosas.

Gotas de paciencia en el momento oportuno pueden evitar grandes disgustos...

Pocas gotas de cariño, penetran en las barreras más sólidas y producen efectos duraderos y saludables.

Algunas gotas de solidaridad y fraternidad pueden contener una guerra de muchos años.

Es con algunas gotas de amor que las madres dedicadas abren las puertas más emperradas de los corazones confiados a su guardia.

Son las gotas de puro afecto que penetran y dulcifican las almas resecadas de esposas y esposos, ayudando en la manutención de la convivencia duradera.

En las relaciones de amistad, a veces, algunas gotas de afecto son suficientes para lubricar los engranajes y evitar los ruidos estridentes de la discordia y de la intolerancia.

De esa forma, cuando usted se dé cuenta que las bisagras de las relaciones están haciendo un barullo inconveniente, no espere que el vecino venga a solucionar el problema.

Recuerde que usted podrá silenciar cualquier discordia echando mano del aceite lubricante del amor, útil en cualquier circunstancia, y sin contra indicación.

No son necesarias grandes virtudes para lograr éxito en ese cometido.  Basta actuar con sabiduría y buen sentido. A veces, se precisan apenas algunas gotas de silencio para contener el ruido desagradable de una discusión infeliz. 

¡Piense en ello! 

Si una pequeña chispa puede desencadenar un incendio devastador, de la misma forma una gota de amor puede evitar grandes catástrofes en las relaciones humanas.

Siendo así, vale la pena que estemos atentos a los ruidos provocados por la discordia, a fin que contribuyamos con algunas gotas de comprensión en el momento oportuno.

Y si usted es de los que piensan que los pequeños gestos nada significan, recuerde  que las grandes montañas están hechas con pequeños granos de arena.

¡Pense en eso!

 

(Del libro “Bem Aventurados os Simples”, cap. 28, ed. FEB - Brasil )

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