Era uno de esos días. Uno de esos días grises en los que la naturaleza parece coincidir con los sentimientos de nuestras almas.
La mañana no me traía nada nuevo. Los problemas eran los mismos de siempre y seguí amontonándolos sobre la mesa del despacho.
Tal vez encuentre una solución más tarde. Pero ahora mismo, mi alma está demasiado resentida y herida para que mi mente profundice en algo y encuentre un resultado satisfactorio.
¿Cómo se puede vivir así?
Entonces, por uno de esos milagros que sólo un poder superior puede descifrar, mientras intentaba al menos organizar el papeleo, una tarjeta llamó mi atención.
Estaba escrita con buena caligrafía. No estoy seguro desde cuándo había estado allí, perdida en el mar de los papeles, de los libros y de las cuentas.
Intenté recordar dónde la había recibido. Creo que fue en una de esas reuniones en las que los amigos suelen regalarse algo.
Alguien me había regalado aquella tarjeta, de papel delicado.
Debido a la escritura delicada, me puse a leerla:
Si Dios tuviera una nevera, tu foto estaría pegada allí.
Si Él tuviera una cartera, guardaría tu foto en ella.
Él te envía flores cada primavera y el brillo del sol cada mañana.
Bueno, pensé, hoy no hay sol. El día está nublado. Él debe haberse olvidado de enviar el sol.
Y seguí leyendo:
Siempre que tienes ganas de hablar, Él te escucha.
Él puede vivir en cualquier lugar del Universo, pero ha elegido tu corazón.
¿Qué te parece aquel regalo de Navidad que Él te dio en Belén?
¿Y aquel viernes en el Calvario?
Créeme. Él está locamente enamorado de ti.
Leí y releí esas líneas.
El sol brilló en mi corazón. Fuera, las nubes se abrieron para que pasara el carro solar.
¿Cómo he podido olvidar que soy hijo de un Dios que es todo Poder, todo Bondad, todo Justicia?
¿Cómo he podido dejarme envolver por tanta tristeza que casi quería renunciar a la vida?
¿Cómo he podido olvidar que soy el hijo del Ser más poderoso del Universo? Y Su heredero.
Heredero de las estrellas que iluminan las noches.
Heredero de los mundos que me esperan en cuanto decida merecerlos. Mundos solidarios, mundos de felicidad, mundos de progreso.
Moradas de los cielos.
¿Cómo he podido dar tanta importancia a los pequeños problemas que se acumulan, sólo porque no estoy dispuesto a afrontarlos uno a uno?
¿Cómo he podido olvidar todo eso?
* * *
Ante las dificultades que nos castigan, recordemos que somos hijos del Amor generoso del Dueño del Universo.
Un Universo creado para nosotros, Sus hijos. Un jardín de mundos, de soles, que nos espera como seres inmortales, en nuestro camino hacia la perfección.
No nos permitamos desanimarnos cuando las piedrecitas parezcan rocas de granito, impidiéndonos continuar nuestro camino.
No estamos solos. Sobre todo, Dios Padre nos envía generosamente Sus bendiciones, fortaleciéndonos.
Sintamos el sol de Sus bendiciones, la ternura de Su mensaje que nos afirma: Sigue adelante. Todo pasa en este mundo.
Pasan los dolores, las alegrías y los problemas. Todo aquí es temporal.
Sigue adelante y vencerás.
Te espero, hijo amado, al final de tu viaje triunfal. Te amo.
Redacción del Momento Espírita, con transcripción
de los versos Ele é loucamente apaixonado por você,
de Max Lucado, del libro Histórias para o coração 2,
organizado por Alice Gray, ed. United Press.
El 27.9.2023.