Siempre que amanece un nuevo día y nuestros sentidos buscan captar las bellezas que nos rodean, tenemos ganas de abrir las ventanas del alma e inspirar con fuerza la brisa fresca que juega con el follaje verde.

Siempre que se presenta un nuevo año, hacemos planes para alcanzar nuevos logros.

Sin embargo, muchos no han abierto sus ojos físicos para saludar al año que comienza o al que termina, ni para contemplar el amanecer del día de hoy o despedirse del sol, cuando el crepúsculo adorna la noche con su manto negro bordado de estrellas...

¡Pero tú estás vivo!

Y cuando muchos ni siquiera perciben los macizos de flores, donde las mariposas danzan y el césped se estira, extendido como una suave alfombra verde, invitando a jugar...

Y mientras otros salen apresurados para sus actividades del día, sin darse cuenta de que hoy es nuestro mejor momento, un poeta se detuvo a escribir este hermoso consejo en forma de poema:

Enamórate del misterio que nos rodea, del aire que respiras, de los árboles y de las estrellas.

Mira atentamente las flores. La visión es más una acción del cerebro que de los ojos.

Escucha el viento en las hojas, el canto de los pájaros y el parloteo de los niños.

Escuchar es un arte que depende más de la mente que del oído. Los ojos y los oídos son canales fantásticos que te llevan mensajes; serán inútiles si en tu alma no habita la voluntad de ver y de escuchar.

Enamórate de tu capacidad de transformarte para mejor. Eres un poco Dios en la medida exacta en que puedes, por tu propia voluntad y determinación, construir una persona mejor.

El camino hacia la perfección es infinito, pero cada paso en este camino es una fuente cristalina de pura felicidad.

Nadie es tan miserable que no pueda dar un primer paso en la dirección correcta, así como nadie es tan perfecto que ya no necesite caminar.

Enamórate del conocimiento, devora libros, razona, habla con personas inteligentes, escucha buena música, mira con atención las obras de arte.

Los artistas, los filósofos, los poetas y los científicos ven, oyen y sienten más que la mayoría de los hombres, y debemos aprender de ellos.

Pregunta, discute, descubre, polemiza, investiga, haz experimentos.

Esfuérzate al máximo en todo lo que hagas. Ayuda a tu prójimo y a tu comunidad y descubrirás el verdadero significado de las palabras "es dando como se recibe".

Recibirás en moneda divina, recibirás en dignidad, sensibilidad, grandeza de Espíritu y de amor propio.

Trabaja con tu cerebro y tus manos. Transforma el mundo en un lugar mejor para vivir.

No contamines, protege la naturaleza, repara tu acera, planta flores en tu casa y en tu calle.

Recuerda siempre que cada actitud tuya, cada movimiento tuyo, irá siempre en la dirección del bien o del mal. El tuyo, el de tus semejantes o de tu mundo.

Enamórate del progreso, de tu capacidad para transformarte a ti mismo y al mundo.

Enamórate de una persona que aún está por nacer.

Una persona capaz de hacer preguntas, como Aristóteles o Platón, capaz de escuchar, como Vivaldi o Verdi, capaz de ver la naturaleza, como Van Gogh o Renoir y tantos otros, capaz de utilizar las manos con la destreza de un Rodin o un Miguel Ángel.

Enamórate de la tarea de ser tu propia comadrona, de la misión de darte a luz por tu propia voluntad.

Enamórate de ti mismo mañana.

Pero hazlo mientras aún sea hoy...

Redacción del Momento Espírita, con base en
artículo de Oriovisto Guimarães, publicado en el
Diario Gazeta do Povo, el 6.1.2005.
El 8.3.2023.