Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Antes de llegar

¿Hemos pensado alguna vez cómo fue la preparación para nuestra venida al mundo?

Sí, todos los movimientos realizados para una encarnación más en la Tierra: los arreglos, las programaciones, las reuniones.

Entendiendo un poco más la estructura que existe detrás de cada reencarnación, nos damos cuenta de que la expresión terrenal caer en paracaídas, definitivamente, no existe.

¿Dónde estábamos antes de llegar? ¿Con quién hablamos? ¿Qué promesas hicimos? ¿Qué barreras internas tuvimos que superar para aceptar esta nueva inmersión en prendas materiales?

Un padre narró, con emoción, un encuentro que tuvo en un sueño.

Se vio a sí mismo en una casa y, al entrar en una determinada habitación, encontró a una criatura en un rincón, abatida. Era una niña de semblante triste.

Escuchó voces de otros niños jugando y se dio cuenta de que ella se había alejado de todos.

Sin saber muy bien la razón en aquel momento, él le tendió la mano, con una sonrisa en el rostro y le dijo: ¡Olvida la vida antigua, piensa en la vida nueva!

Se acuerda de que la niña vino con él, pero el sueño terminó ahí.

Unas semanas más tarde, él y su mujer se enteraron de que estaban embarazados. Un poco más tarde, también descubrirían que sería una niña.

¿Coincidencia? Es muy probable que no. Antes de llegar aquí, encontramos a los que serán nuestros padres, visitamos a nuestra futura familia, con la que ya hemos creado vínculos, incluso antes de los primeros indicios de la futura fecundación.

Por eso, cuando se dice que la educación comienza mucho antes del nacimiento, no se exagera.

Antes de llegar, nos encontramos con quienes nos dan fuerza, nos animan, nos recuerdan nuestros compromisos y nos aseguran que no estaremos solos.

La encarnación no es fácil. Para muchos es como el bailarín que deja la suavidad de la tarima y la ligereza de la zapatilla para llevar la rudeza de los botines, abriéndose paso por el terreno lodoso, tomando hierbas y frutos amargos.

Sin embargo, es necesaria. Es la escuela, es el compromiso. Por eso, cada estímulo, cada palabra amistosa, cada noción de prevención nos hace más fuertes.

Así, que sepamos que nuestra venida fue muy bien planeada. Nuestro viaje está siendo muy bien cuidado y monitoreado. Ella es una gran empresa que tiene todos los requisitos para triunfar.

Las riendas están con nosotros, obviamente. Las elecciones son nuestras, mucho más allá de los buenos consejos que podamos recibir siempre que deseemos.

Confiemos. Persistamos. No juzguemos todo el libro por unas pocas páginas. Viviremos algunos días más penosos, pero no todos serán así.

E incluso si son mayoría, consideremos que aquella escuela es la más difícil, es la que al final produce los mejores alumnos.

Antes de llegar dijimos que tendríamos éxito, que haríamos muchas cosas diferentes, que habíamos entendido cuáles eran los mejores caminos.

La vida nos señala todos ellos. La vida ha puesto a nuestro lado a personas clave para eso. No dejemos de escucharlas, no dejemos de pedir ayuda en los momentos más graves.

Antes de llegar, había muchos planes. Ahora es el momento de vivirlos todos. Sigamos adelante.

Redacción del Momento Espírita
El 24.11.2022.

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