¿Cómo podemos convertirnos en buenos educadores?
Padres, profesores, estudiosos, todos necesitamos ese perfeccionamiento.
Se multiplican las teorías y las propuestas. Algunas líneas de pensamiento sugieren un tipo de enfoque, otras afirman que las suyas son las más adecuadas.
Es muy importante que reflexionemos al respecto en los tiempos actuales e, incluso, es imprescindible que abordemos la educación integral, no aquella meramente intelectual.
Somos seres morales, por lo que la educación debe considerar al educando en su esencia.
Surge, entonces, la figura del Maestro Incomparable, del gran Pedagogo de la Humanidad.
Jesús posee todas las cualidades del educador perfecto. Los recursos pedagógicos que utiliza conducen al educando, con grata y profunda alegría, a la verdad esencial de Sus enseñanzas.
Por eso, ha podido sacudir y despertar la conciencia adormecida de Su propio pueblo, asfixiado bajo el peso excesivo de la ley mosaica y de la política imperialista de la época.
Sus enseñanzas se adaptan siempre a los oyentes. En las ocasiones más oportunas, Él las pronuncia de forma comprensible para todos. A menudo recurre a las imágenes y parábolas, dando mayor plasticidad a Sus ideas.
La Pedagogía del Maestro también es gradual. No cae jamás en precipitaciones que puedan hacer malograr el aprendizaje. Siembra y espera que las semillas germinen y fructifiquen: Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis soportar.
Pero cuando venga el Espíritu de Verdad, os guiará en toda la verdad.
Él me glorificará, porque recibirá lo que es mío y se lo anunciará a ustedes.
Como Educador Genial, Jesús emplea en alto grado el arte de interrogar, de exponer, de provocar el interés de Sus discípulos. Sus coloquios tienen lugar siempre en un ambiente de incomparable simpatía.
Es digno, severo, paciente, según las circunstancias y los interlocutores.
Sus enseñanzas son claras e intuitivas. Crea figuras literarias y busca ejemplos de la vida cotidiana para aclarar Su pensamiento. Ha perfeccionado la forma de la parábola y le ha dado un esplendor incomparable.
Sus enseñanzas tienen un toque de autoridad: Yo soy el camino, la verdad y la vida.
Sin embargo, ejerce esa autoridad con dulzura.
Responde con bondad a los contradictores de buena fe y con energía a los que quieren combatirlo.
Jesús es Modelo y Guía en todos los ámbitos de la vida y en todas las épocas.
Estudiemos al Maestro sin fanatismo o idolatría exagerada, que nos alejan de Él más que nos acercan.
Estudiemos Su conducta, Su forma de ser con todos.
Esforcémonos por imitarlo, para que nuestras acciones se basen en las Suyas.
Él es Guía seguro, irreprochable. Sus lecciones son intemporales y no dependen de cultura, creencias o época.
Seamos mejores educadores confiando en el más grande de todos, el Pedagogo de los pedagogos.
Ese Educador Perfecto se ha sometido a estar con aprendices hostiles, reacios e inmaduros, por amarlos mucho y porque veía sus luces potenciales. Nunca se rindió, nunca dejó de enseñar.
Que este sea el norte principal de todos los que tenemos la honrada misión de educar sobre la faz de la Tierra.
Redacción del Momento Espírita, con base en el cap. 2,
del libro História Geral da Pedagogia, de Francisco
Arroyo, ed. Mestre Jou y transcripción del
Evangelio de Juan, cap.16, vers. 12 a 14.
El 11.8.2022.