Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Sin recoger residuos

El hombre se dirigía al aeropuerto. El taxi rodaba por el carril correcto, cuando otro vehículo salió, repentinamente, de un estacionamiento, cortándole el paso.

El taxista pisó a fondo el freno, el taxi se deslizó y se salvó por poco de chocar con otro coche.

El otro conductor comenzó a gritar, nervioso. Sin embargo, el taxista permaneció impasible. Simplemente sonrió y saludó, haciendo una señal positiva, de forma muy amistosa.

El pasajero del taxi, de cierta manera indignado, preguntó:

¿Por qué ha hecho eso? ¡Ese tipo casi arruina su auto y casi nos manda al hospital!

El taxista, traduciendo tranquilidad, dio una explicación sencilla y profunda:

Muchas personas son como camiones de basura. ¡Caminan por ahí cargadas de residuos, llenas de frustraciones, de rabia y traumas!

A medida que la basura aumenta, necesitan un lugar para descargar y, a veces, descargan sobre nosotros.

Nunca me lo tomo como algo personal. ¡El problema no es mío!  ¡Es de ellos!

Simplemente sonrío, saludo, siempre les deseo lo mejor y sigo adelante.

No recojo la basura de las personas ni la esparzo sobre los demás, ya sea en el trabajo, en casa, o en la calle. Me quedo tranquilo...

Respiro... y dejo pasar al basurero.

Las personas felices no dejan que cualquier pequeñez arruine su día.

*   *   *

La tolerancia es la caridad al principio.

Ejercitándola continuamente, encontraremos excelentes resultados del bien donde estemos, con quien convivamos.

La condescendencia hacia los derechos ajenos, no produciendo choque, no escandalizando, siguiendo los mismos caminos que los demás, con una actitud correcta en la búsqueda de algo que nos dignifique, es un testimonio relevante de tolerancia.

Jesús, el instructor de siempre, invitado a pagar el tributo del templo, aceptó, esclareciendo: No provoquemos escándalo. Y cumplió ese deber para poder trabajar mejor en Sus sublimes compromisos para con Dios.

La tolerancia evita que nos contaminemos con la inquietud del mundo.

La tolerancia nos salva de caer en el foso de los pensamientos negativos e insanos que, a veces, nos arrojan en trampas de las que difícilmente escapamos.

Toleremos, relevemos, disculpemos, entendamos.

Todos tenemos nuestros días difíciles, nuestras vidas atribuladas, nuestras pruebas y expiaciones que, muchas veces, estremecen nuestros días.

Entendamos como deseamos que nos entiendan.

Detrás de alguien que grita sin razón aparente, detrás de una voz grosera, hay un alma pidiendo socorro.

Detrás de las palabras que hieren, de las actitudes maleducadas, hay alguien que quiere descargar sus frustraciones, sus miedos, sus tristezas.

No recojamos esos desechos. No pertenecen a nadie.

No deseemos tener razón, hacer justicia, decir verdades. Este no es el momento.

Oremos, pidamos por aquellos que, a veces, se desequilibran tan fácilmente, que parecen llevar una bomba de tiempo en su corazón.

Ellos necesitan mucho encontrar el camino de la paz interior, y no nos encontramos en el mismo camino sin motivo.

Pensemos en eso.

Redacción del Momento Espírita, con base en el cap 56,
del libro
Convites da Vida, por el Espíritu Joanna de Ángelis,
psicografía de Divaldo Franco, ed. LEAL
El 31.5.2022.

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