Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Quien cuida de mí

Una escuela en el Estado de São Paulo (Brasil) tuvo una idea inusitada: reemplazar las tradicionales celebraciones del Día de las madres y del Día de los padres, por lo que llamaron Día de quien cuida de mí.

La iniciativa es loable, de acogida y respeto a todos, ya que muchos niños no tienen a uno de los padres y se avergonzarían en esos días.

En la práctica, el colegio sólo cambió el nombre de la celebración habitual y creó en su calendario dos días anuales especiales para homenajear a los hombres o mujeres que cuidan de los niños, abrazando también las diferentes constituciones familiares.

Percibíamos que, con la llegada de las tradicionales celebraciones familiares, los alumnos que no tienen madre o padre, o que no pueden convivir con ellos, se quedaban muy tristes por no tener a ninguno de ellos entre el público.

Entonces, cambiamos para el Día de quien cuida de mí. Todos se sienten integrados, los niños están más seguros de sí mismos - cuenta la vicedirectora de la institución.

La escuela tiene alumnos de entre seis y diez años.

El Día de quien cuida de mí es una fiesta abierta a todos, padres, madres, abuelos, tíos, hermanos o a quien el niño quiera invitar y rendir homenaje.

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¿Quién cuidó de ti? Busca en tu memoria a las principales personas que formaron parte de este primer período de cuidados, que te dieron atención, cariño y amparo.

Recuerda a la persona o personas que se dedicaron para que estuvieras donde estás hoy. Quién renunció a su vida o parte de ella para que tú pudieras crecer.

Algunos recordarán la figura materna o paterna. Pero otros, quizás, incluirán algunos personajes diferentes.

Tal vez alguien recuerde a una abuela querida, que desempeñó el papel de madre, o de una tía o tío que le acogió con profundo amor.

Otros pueden recordar a alguien que trabajaba en la casa, una institutriz, una cuidadora, una niñera. Almas bondadosas que crearon un vínculo precioso en los primeros momentos de vida en la Tierra. Vínculos inolvidables.

Tal vez alguien recuerde a un profesor que fue un apoyo fundamental en ciertos años de su existencia. Alguien que lo apadrinó para su proyecto de vida, que le pagó los estudios, lo incentivó de manera especial.

Todos fuimos cuidados por alguien. La fragilidad de la nueva existencia corpórea nos hace completamente dependientes de los demás. Alguien tuvo que asumir ese honrado trabajo.

Cuidar es estar presente, es conocer a fondo, es participar de la vida, en los malos y buenos momentos.

Cuidar es, a veces, tener que soportar al otro, porque somos seres imperfectos y nuestras deficiencias morales molestan, lastiman.

Cuidar es compartir, es donar y entregarse sin exigir nada a cambio.

Guardemos unos momentos en nuestra oración diaria para rendir homenaje a quien cuidó o cuida de nosotros.

No dejemos de dar gracias, no dejemos de ser reconocidos. Nada peor que la ingratitud.

Cuidemos también de mantener ese lazo tan hermoso creado a lo largo del tiempo, que nos da la fuerza y el coraje para continuar.

Quien nos cuidó, es parte de lo que hemos llegado a ser hoy.

Quien nos cuidó, empezó a escribir nuestra historia junto a nosotros. Una elaboración a cuatro manos.

Redacción del Momento Espírita, basado en
 un reportaje del sitio
sonoticiaboa.com.br
del 12 de mayo de 2019.
El 10.5.2022.

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