Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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Si encontraras mis gafas por ahí

Tal vez entenderías mejor

Por qué digo que hay encanto en todo y en todo lugar.

 

En las flores del ipé esparcidas por el suelo

Y en las que aún, desde lo alto de las ramas,

Buscan comprender las que se han ido.

 

En la fina llovizna que se mezcla con el sudor de aquella mujer

Invisible y su carrito de reciclables,

Cargando la redención por las calles de la metrópolis inquieta.

 

En el arte del poema en el muro,

Que es capaz de alzar las cabezas pesadas,

Y hacer que lean la palabra ala.

 

En el ceño del padre que se transforma al final del día, en la

Acera, frente a la escuela.

Es la hija que llega a sus brazos, contenta, sana y salva.

 

Si encontraras mis gafas por ahí

Tal vez entenderías mejor

Y quien sabe, podrías incluso aprender a mirar todo eso así,

Como he intentado aprender:

Dejando las gafas en la cabecera.

 

*   *   *

Hay muchas maneras de ver todo en la vida.

Y todas ellas pasan por los lentes de esas gafas de cada uno de nosotros.

Lentes milenarios, lentes tallados por el tiempo, por la experiencia del alma inmortal.

Lentes que pueden ser mejorados para ver más lejos, que pueden ser ajustados para ver más de cerca, dejando muchas veces de juzgar, anticipadamente, sin haber visto mejor.

Cuántas cosas decimos que vemos mejor después que el tiempo pasa... pues, son nuestras gafas perfeccionándose, educándonos la vista.

Así que nuestro mensaje es muy simple.

Es posible ver, interpretar y vivenciar las experiencias de la vida, de maneras diversas, cambiando nuestros lentes.

No se trata de autoengañarse ni de distorsionar la realidad, como algunos podrían argumentar.

Lo que llamamos realidad es una mezcla de hechos, sucesos, circunstancias, con percepciones, sentimientos e interpretaciones de cada uno de nosotros.

Ciertamente, está en el exterior. Pero el interior es lo que determina cómo cada experiencia será registrada.

Por ejemplo, pensemos en un baño de lluvia.

La lluvia siempre mojará, tal vez empapará, dependiendo de su intensidad.

Sin embargo, si esto será incómodo para nosotros o no, si nos traerá malestar o alegría, placer o irritación, pasa esencialmente por nuestra decisión.

Depende del día, del momento, de la compañía, depende del humor...

La misma lluvia que celebró la alegría de Gene Kelly, en la escena de la película Cantando bajo la lluvia, corrió en los rostros entristecidos de Rugter Hauer y Harrison Ford, en los momentos finales de Blade Runner.

El fenómeno climático es el mismo. Esa es la gran cuestión.

Nos sorprende ver cómo algunas personas pasan por situaciones que nosotros mismos no soportaríamos.

La diferencia está en la lente, en las gafas, en la forma de enfrentar los desafíos. A veces, está en una manera casi intuitiva de darse cuenta de que al final todo saldrá bien.

Algunos llegamos hasta a oír esa voz consoladora, en lo íntimo del ser, al decir: No te preocupes, todo va a estar bien.

Nuestra invitación sencilla es apenas ésta:

Usemos otros lentes. Probemos otros puntos de vista. Aprendamos de cada situación, por más aterradora que ella pueda parecer en un primer momento.

Quizás podamos empezar a encontrar encanto en todo y en todo lugar.

Redacción del Momento Espírita, con cita
 del poema
Meus óculos, de Andrey Cechelero.
El 28.3.2022.

 

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