Él estableció las más bellas lecciones desde la cuna. Jamás alguien fue Maestro tan completo y excepcional.
El Rey Solar y Gobernador planetario siempre tenía algo que enseñar.
Al nacer, eligió la intimidad de un establo, desprovisto de confort y de atavíos.
Lección de que la verdadera realeza es del Espíritu.
Como testigos del primer instante, Su padre, Su madre. Probablemente, una partera que viniera a ayudar a la gestante en la délivrance.
Lección de calidez. El nacimiento es un momento muy especial, en el que el ser debe ser acogido con todo afecto y discreción.
Pero, no se olvidó de compartir la alegría de Su nacimiento con los que le aguardaban la venida. Los más cercanos.
Por eso, un mensajero celestial visitó a los pastores en el campo y les anunció la noticia auspiciosa, diciéndoles dónde podrían encontrar al niño y cómo identificarlo.
Recordó también a los que se encontraban distantes y por eso, una estrella brilló de forma diferente, anunciando que Él había llegado al planeta azul.
Los magos, de varias partes de Oriente, que estudiaban los astros y consultaban los cielos en busca de una señal, la siguieron y Lo encontraron, Lo adoraron.
Y porque un nacimiento merece ser celebrado, un coro celestial se hizo oír en la acústica de las almas simples, en los oídos de aquellos que tenían oídos para oír.
Un coro que anunciaba el gran don con que el Pastor regalaba a Su rebaño: Gloria a Dios en las alturas, paz en la Tierra, buena voluntad para con los hombres.
Una conmemoración especial. Lección de la alegría que debe revestir toda nueva vida que aporta al planeta.
Maestro excelente, no prescindió de la familia, enseñando continuamente su importancia.
Durante casi treinta años estuvo en el hogar de Nazaret. Y se sometió a las tradiciones, ejerciendo la profesión de Su padre terrenal.
Las manos celestiales, que habían modelado las formas planetarias, esmerándose en detalles, ahora tomaban la madera bruta para transformarla, igualmente, en comederos para los animales, bancos, mesas.
Lección de humildad y servicio.
Cuando dejó el hogar paterno para dominar los caminos del mundo, eligió el de los amigos como Suyo.
En Cafarnaúm, fue a la casa del pescador Simón Pedro. Cuando estaba en Galilea, era Su lugar para abrigarse, después de las fatigas del día, extenuantes, junto al pueblo.
Hogar. Refugio. Oasis para recuperar las energías. Lugar de descanso.
En Judea, fue el sitio de los hermanos Marta, María y Lázaro.
Lección de las bendiciones familiares, de su importancia para rehacerse, la alimentación por el combustible del amor.
El Pastor vino al medio de Su rebaño sin descuidar ningún detalle.
Amor no amado, demostró la preocupación con Su madre, al dejarla en la Tierra. Entre las agonías de la crucifixión, se acordó de entregarla al Apóstol Juan.
Nueva lección. La de que la familia se extiende más allá de las fronteras de la consanguinidad. Familia corporal. Familia espiritual.
Todo, en cada instante de Su vida terrena, fue lleno de enseñanza. No podría ser diferente con Aquél que aseveró: Vosotros me llamáis maestro y señor. Y decís bien, porque lo soy.
Jesús. Modelo y Guía. Maestro y Señor.
Redacción del Momento Espírita.
El 14.12.2021.