Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone ¿Qué es lo que estamos mirando?

Dicen que debemos concentrarnos en lo que hacemos. En estos días de tantas plataformas digitales y redes sociales, es bueno que nos permitamos cambiar de vez en cuando.

Vivimos tan conectados a los celulares y a las computadoras que, a veces, nos olvidamos de quien está a nuestro lado.

Hablamos con los que están lejos, pero nos olvidamos de mirar a quien está sentado cerca.

Respondemos a todos los mensajes de WhatsApp con presteza, pero ni siquiera respondemos a quien está cerca y nos pregunta si preferimos pasta o ensalada para el almuerzo.

Con los auriculares puestos, nos volvemos ajenos al entorno.

Vimos personas casi atropelladas por cruzar la calle hablando por el teléfono celular, sin mirar el semáforo ni a los lados.

En el supermercado, vimos a una cajera esperando que la clienta se acercara. Ella tenía los ojos fijos en el celular.

Estaba tan conectada a los mensajes, que no escuchó que la llamaron más de una vez.

Cuando, finalmente, quien estaba detrás le tocó el brazo, señalándole que se acercara a la cajera, se enfadó.

Estamos viviendo mucho más lo virtual que lo real. Pensemos al respecto. Utilizamos el equipo electrónico para nuestras lives, reuniones de trabajo y de ocio. Nos encanta vernos y ver a los demás en la pantalla.

¿Vemos con idéntico ardor a los que están cerca?

Un escritor contó que fue a la maternidad con un amigo. Acercándose a la guardería, vio a un joven sosteniendo a un recién nacido, con una pose de padre orgulloso.

Los parientes observaban a través del vidrio la escena feliz. La enfermera cogió al bebé y lo puso en la cuna más cercana al vidrio, entusiasmando a quienes estaban allí para verlo.

Entonces, una mujer invitó: Vengan a ver a Juan Pedro aquí. En la sala de espera, había una pantalla donde aparecían los recién nacidos, en una imagen hecha apenas llegaban a la guardería.

Todos corrieron a ver al pequeño en la pantalla grande. Para ver al bebé virtual y dejaron al bebé real.

Dice el escritor que miró al pequeñín y le dijo: Muchacho, bienvenido. No es nada personal. Pero aquí en este mundo, si no estás en los medios, no existes.

 * * *

Reflexionemos al respecto. Vivimos tiempos en que nos es exigido el distanciamiento social, por una cuestión de preservación de la vida propia y de la ajena.

 

La tecnología nos ha ayudado a superar distancias, a abrazarnos de forma virtual, a ver y rever a los amigos, a los compañeros de trabajo, por las ventanillas.

Nos hemos servido de las redes sociales para manifestar lo que va en nuestra intimidad o puertas adentro de nuestro hogar.

Algunos hasta exageramos, filmando todo, publicando todo, como si el mundo entero necesitase saber lo que nos sucede.

Estamos olvidando que algunas acciones son exactamente maravillosas porque son únicas y particulares.

Los primeros pasos de nuestro hijo son importantes para nosotros.

Más que preocuparnos de filmarlo para publicación en las redes sociales, extendamos los brazos e invitémoslo a que venga a nuestro encuentro.

Recordemos eso: lo virtual ha sido importante en estos días. Pero, nunca deberá sustituir nuestras manifestaciones de amor, de afecto, de amistad.

Un abrazo virtual es simplemente virtual. Abracemos a quien está a nuestro lado.

Redacción del Momento Espírita, con descripción de hecho extraído
 
del artículo A arte de respirar sem ajuda de aparelhos, de Márcio
Vassallo, de la revista Vida Simples, de diciembre de 2018, ed. Abril.
 El 22.10.2021.

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