¿Cuántos días se necesitan para construir una amistad?
¿En cuántos años se consolida un gran amor?
A menudo imaginamos que podemos cronometrar todo, que el tiempo es uno solo.
Tenemos la ilusión de que el tiempo marcado por el reloj puede dar cuenta de todas las cosas de la vida.
Es verdad que los segundos, formando minutos y componiendo las horas, son el cronómetro de nuestras horas de trabajo, la referencia de nuestros encuentros, el recuento del inicio y el final de nuestros compromisos.
Sin embargo, cuando la cuenta está a cargo del corazón, el tiempo adquiere otra dimensión y los segundos tienen poco significado.
¿Cuánto tiempo es suficiente para estar al lado de quien se ama?
¿Cuál es la duración del tiempo cuando, en la convivencia de amigos y almas queridas, nos llenamos de alegría?
Por otra parte, ¿por qué las horas pasan tan lentas en las dificultades, dolores y problemas?
Percibimos así que el tiempo de nuestra intimidad no se mide con cronómetros fríos e impasibles.
Para las cosas del corazón, es necesario el tiempo de las emociones, y para ello no hay reloj ni cronómetro capaz de cronometrarlo.
En estos días de inmediatez intensa, de velocidades medidas por el suceder de los mensajes electrónicos y las publicaciones de imágenes y textos en Internet, muchos nos confundimos en nuestras emociones.
Creemos que el gran amor sucederá rápidamente, que las amistades se consolidarán de inmediato, que los sentimientos que deseamos en nuestra intimidad brotarán a la velocidad de algunos clics.
Nos olvidamos de que el mundo apenas ha logrado acelerar las velocidades de la comunicación, del intercambio de información, de los contactos intercontinentales.
Sin embargo, nuestro corazón continúa procesando las emociones de la misma manera que lo hizo con el hombre en la antigua Grecia, en la Edad Media, en el Iluminismo.
Para tener un gran amor, es necesario su propio tiempo.
Para que una gran amistad se consolide, se hace fundamental darle su tiempo.
Pero no ese tiempo de los segundos, del reloj.
Es necesario el tiempo de la construcción de las emociones. De la inversión y de la consolidación de los sentimientos, que se produce en su propio e ineludible tiempo.
En la ansiedad de tenerlo todo de inmediato, muchos abandonan las relaciones, desilusionados, creyendo que esas deberían hacerse fáciles, sin mucho esfuerzo.
Muchos renuncian a profundizar los sentimientos porque éstos no responden y no se desarrollan a la misma velocidad inmediata del mundo externo.
Y procediendo así, renuncian a la preciosa oportunidad de las conquistas de nuevos parajes en los campos de la emoción.
Grandes amores, amistades consolidadas se hacen y se construyen bajo la sombra de los embates, de la renuncia, de la dedicación, de la abnegación y de la solidaridad.
Y estos nobles sentimientos se acumulan en la estela del tiempo, a través de las experiencias y de las oportunidades.
Mientras no nos permitamos eso, tendremos en nuestra intimidad sólo una idea vaga y un idealismo alejado de los grandes sentimientos capaces de llenar nuestra alma.
Pensemos en eso e invirtamos en el tiempo del corazón.
Redacción del Momento Espírita.
El 26.5.2021.