Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Un solo mundo

Hermanos de jornada en la Tierra:

Desde el principio de los tiempos, hemos estado a vuestro lado.

Somos la brisa discreta que se hace presente, haciendo bailar las hojas verdes en el árbol que les da sombra.

Somos la nube que se disipa o se aglomera en lo alto, previendo tiempo abierto o momento de luchas.

Somos la coincidencia del encuentro y del desencuentro cuando deseamos, de alguna manera, que nos oigan con claridad.

Somos el recuerdo fuera de tiempo. Somos la intuición repentina. Somos la canción de consuelo que resuena en el alma, sin razón aparente.

Somos las ideas que se suman a las vuestras. Somos la letra de vuestras canciones. Somos las canciones de vuestras letras. De todos modos, somos un solo mundo.

Sí... Nuestros mundos siempre han sido solo uno.

Sois vosotros los que habéis aprendido a referiros a nosotros como seres de otro mundo, seres de otra esfera.

Sois vosotros que habéis aprendido a llamar a este lado de la vida de allá, de más allá...

Las fronteras son sólo dibujos tímidos de transiciones, de pasajes.

Desaparecerán tan pronto comprendan con más profundidad las leyes universales.

Todo es solo cuestión de perspectiva.

Escuchen: la vida es una sola, la vida del Espíritu, de todos nosotros, independientemente de si estamos vistiendo un cuerpo físico en este momento o no.

La vida es una sola y ella nos interconecta a todos, criaturas de la creación: desde el átomo hasta el ser más perfecto.

Y las almas... las almas son todas hermanas.

Venidas de Dios, todas las hijas de la raza humana están unidas por lazos estrechos de fraternidad y solidaridad.

Todos los seres están conectados entre sí y se influyen mutuamente.

El Universo entero está sometido a la ley de la solidaridad.

Los mundos en las profundidades del éter, los astros que, a miles de leguas de distancia, entrecruzan sus rayos plateados, se conocen, se llaman y se responden.

Una fuerza, que denominamos atracción, los reúne a través de los abismos del espacio.

Esta misma fuerza, que es sólo uno de los mil matices del amor del Creador, también siempre ha propiciado que las almas, en todos los grados de su ascensión, fuesen atraídas y socorridas por las entidades superiores.

Todos los Espíritus en marcha son ayudados por sus hermanos más adelantados y deben, a su vez, ayudar a todos los que les están abajo.

Es maravillosa esa fertilización constante de los corazones más áridos y necesitados, por las almas más esclarecidas y nobles.

De ahí vienen todas las brillantes intuiciones, las profundas inspiraciones, las revelaciones grandiosas.

En todos los tiempos, el pensamiento elevado irradió en el cerebro humano. Dios, en Su equidad, nunca ha negado Su socorro o Su luz para raza alguna, para pueblo alguno. A todos ha enviado guías, misioneros, profetas.

La verdad es una y eterna, ella penetra en la Humanidad a través de sucesivas radiaciones, a medida que su entendimiento se vuelve más apto para asimilarla.

Un solo mundo. Siempre hemos sido un solo mundo, interconectados por las sutilezas de la vida exultante, entrelazados en Dios, Espíritu y materia.

El Espíritu sopla donde quiere, y aquí estamos, donde deseamos estar, a vuestro lado, en un solo mundo.

Redacción del Momento Espírita, con cita
del cap. III, del libro
O Grande Enigma,
de Léon Denis, ed. FEB.
El 8.3.2021.

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