El papel de la mujer en la vida de los pueblos es inmenso. Hermana,esposa o madre, es la gran consoladora y la cariñosa consejera.
Ella tiene el futuro de la Humanidad en sus manos.
A través de la maternidad, ofrece al mundo los ciudadanos de hoy y del mañana.
Es ella quien proporciona soldados a los cuarteles, ofrece los intelectuales para las academias, da al mundo los hombres extraordinarios que realizan las grandes transformaciones en el planeta en que vivimos.
La Historia nos la muestra, en diversas ocasiones, como la guerrera, al lado del hombre que ha elegido como pareja; o como la política sagaz que interfiere por el bien del pueblo.
Recordamos a nuestras heroínas Maria Quitéria, durante la independencia de nuestro país (Brasil); de Anita Garibaldi, del estado de Santa Catarina, que sirvió a dos países.
También la encontramos como la intelectual, la artista, la ejecutiva eficiente.
Sin embargo,entre todos estos papeles, con seguridad el que se sobresale es el de madre. Donde quiera que esté, ella es la dulzura transformada en cuidado para con el hijo.
No importa que él crezca, que sea el ídolo de las masas o que sea el que produce dolor en vidas ajenas.
Ella siempre lo ama. Y sufre con los dolores que le atormentan.
Por eso, su papel en favor de la paz se hace tan importante.
Por eso, ellas se unen y gritan:¡paz! Paz para sus hijos. Paz para todos los hombres.
En octubre de 2016, el Movimiento Women Wage Peace, reunió a mujeres palestinas e israelíes en una marcha por la paz, en Jerusalén.
El evento fue noticia televisada. Centenares de mujeres unidas en un mismo propósito, la paz.
¿Por qué debemos seguir mandando a nuestros hijos a la guerra? ¿Qué será de nuestros hijos y nietos si no terminamos con la guerra?
Y su canto repetía: De Norte a Sur, de Este a Oeste, oíd la oración de las madres. Traed la paz… Traed la paz…
Emocionada, una madre manifestó: Me gustaría aprovechar este momento para congratular a las mujeres de este Movimiento.
Quiero darles las gracias por defender la paz, al lado de nuestras hermanas palestinas.
Quiero darles las gracias y decirles que, en el mundo en que vivimos, la paz es posible cuando mujeres con integridad y fe se reúnen en defensa de sus hijos.
Es mi esperanza que sigáis en la batalla por la paz de una forma constructiva.
¡Gracias en nombre de los niños de Israel!
¡Gracias en nombre de los niños de Palestina!
Y nosotros decimos: Gracias por todos los niños del mundo.
* * *
Alguien escribió, en cierta ocasión, que cuando la mujer descubra su fuerza extraordinaria, el mundo cambiará.
Y lo estamos viendo. Mientras los hombres preparan las armas, las mujeres marchan y gritan por la paz.
Desean a sus hijos en casa, creciendo seguros, acudiendo a la escuela.
Desean niños felices, corriendo por las calles, persiguiendo el balón o disputando una carrera, entre muchas risas.
Desean que sus hijos vivan, que se transformen en hombres de bien y bendigan al mundo con su actuación.
Mujeres por la paz. Madres del mundo. Unamos nuestros pensamientos en el mismo anhelo.
Al final, todos deseamos la paz y un mundo mejor para las flores del jardín de nuestras vidas, que florecen en nuestros hogares.
Redacción del Momento Espírita.
Le 1º.2.2019.