Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Vida plena

¿Quién muere? Este es el título de un poema de Martha Medeiros, que dice: Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo.

Muere lentamente quien se convierte en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos. Quien no cambia de marca, no se arriesga a vestir un color nuevo o no habla con quien no conoce.

Muere lentamente quien pasa los días quejándose de su mala suerte o de la lluvia incesante.

Muere lentamente quien abandona un proyecto antes de iniciarlo, no pregunta acerca de un tema que desconoce o no responde cuando le preguntan sobre algo que sabe.

La escritora tiene razón. Estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor que el simple hecho de respirar.

Estar vivo significa luchar todos los días y despertar cada día con la disposición de un gran navegante que desea enfrentar nuevos mares y descubrir nuevos continentes.

Es entrar en la librería para ver las nuevas publicaciones. Es detenerse para leer algunas sinopsis, aunque no pueda adquirirlas en el momento.

Estar vivo significa darse el tiempo para oír una música. Es intentar comprender el significado de los versos de la canción que está tocando la radio, de forma insistente, porque es la música del momento.

Estar vivo es andar por calles nunca recorridas, por el simple placer de la exploración. Es deleitarse con los hallazgos. Una plaza verde, un rincón romántico, un refugio natural.

Es sonreír a quien te sonríe, sin antes quedarte preguntando: ¿Por qué será que él me está saludando? No lo conozco.

Puede ser simplemente un solitario, tratando de obtener la fortuna de una sonrisa para su jornada. O alguien que desea vivir un nuevo momento, con alegría inusual.

Estar vivo es adoptar la decisión de, antes de quejarse de todo lo malo que sucede, tomar un papel y enumerar todas las cosas malas de la vida en una columna. En otra, enumerar todas las cosas positivas y verificar que rico es uno en oportunidades.

Pero no hay que olvidarse de nada. La posibilidad de caminar, la ventura de abrazar, la riqueza de oír, ver, sentir. El olfato que permite quedarse extasiado de placer por el perfume de las flores, el tacto que permite percibir la suavidad de la piel de la persona amada, el paladar que da el placer de disfrutar de los porotos con arroz, de una pizza o de un hot dog, del café calentito, del helado.

Estar vivo es desear saber siempre más. Interesarse. Es nunca admitir que uno está demasiado viejo para aprender. Es no dejar oxidarse el cerebro por falta de estímulo para los muchos quehaceres y nuevos entendimientos.

Estar vivo es vivir entre las personas, con las personas, interrelacionándose con ellas. Es conversar, responder a las preguntas, aunque parezcan tontas.

Quien tiene los oídos cerrados a todos los sonidos, lo daría todo para oír, incluso si fuesen aquellas cosas que reciben los adjetivos de tonterías incómodas.

*  *  *

¡Ábrete a la vida! Alégrate con el sonido de la voz de tu mujer, de tu hijo. Encántate con el desorden de los niños. Sonríe con los pequeños percances que te sucedan. En una palabra: ¡vive!

La vida es un maravilloso descubrimiento diario para todos los que no desistieron de ella. Para todos aquellos que la ven como una novia, que espera tener todas sus virtudes, bellezas y encantos descubiertos poco a poco por el compañero que la desea conquistar.

Recuerda que sólo la perseverancia hará que conquistemos un estado espléndido de felicidad.

Redacción del Momento Espírita , con cita de  versos del
poema ¿
Quem morre?, de Martha Medeiros, en el sitio
 http://pensador.uol.com.br/autor/martha_medeiros/2/
En 20.10.2015.

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