Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Dios siempre

Aunque no nos demos cuenta, Dios siempre está con nosotros desde el momento en que fuimos creados.

Está a nuestro lado inspirándonos, auxiliándonos y ayudándonos en nuestro desarrollo intelectual y moral.

En todos nuestros pasos y actividades estamos bajo Su mando. Él es el generador del Universo, de todo cuanto existe.

Muchas veces, la presunción nos abraza y creemos que es posible vivir sin Su misericordia y Su amor.

Sin embargo, será sólo por un momento, mientras nuestra prepotencia nos impida comprender el milagro de la vida.

En esos momentos, preferimos la opción disparatada de ser hijos de la estúpida casualidad, considerada por algunos como el origen y el fin de la propia vida.

En la medida que avanzamos en el camino evolutivo y en la maduración personal, los conceptos se van modificando.

Sentir la presencia de Dios en todas las cosas es conquista de la sensibilidad moral y de la inteligencia, que ya percibe su incapacidad para descifrar todos los misterios a su alrededor.

Su presencia en todo y en todos, no puede ser ignorada, bajo la pena de perder el propio significado de la existencia, que pasa a tomar un rumbo sin ningún propósito mayor.

Así, si ya aceptamos a Dios como la causa de todo en el Universo, vamos a buscarlO en nuestra intimidad, que es donde Él habita.

Cuando nos abrimos conscientemente al amor de Dios, permitimos que el dios que somos florezca, y pasamos a vivir en armonía con Él y con el Universo, obra de Su creación.

Cuando nos permitimos contribuir a favor de todos aquellos que se encuentran en dificultades, en la retaguardia de la senda, ejercitaremos la Divinidad que habita en nuestra intimidad.

Cuando transformemos nuestra vida para vivirla en consonancia con Dios, de tal modo que todas nuestras acciones sean regidas por el amor, seremos la referencia de Dios para aquellos que crucen nuestro camino.

Con Dios en nuestras vidas, nunca nos encontraremos a solas, y no nos faltará el coraje para enfrentar las dificultades.

Con Él, los sufrimientos que antes nos parecían absurdos serán aceptados, gracias a la comprensión de Sus leyes, y pasaremos a trabajar en favor de nosotros mismos, en un proceso de libertad y Espiritualidad.

Cuando Jesús afirmó que Él y el Padre son uno, nos explica que todos marchamos hacia Dios, y tendremos nosotros también, un día, esa unidad de pensamiento con Dios sin perder, todavía, nuestra individualidad.

Cuando nos dejemos conducir por Dios, todo se presentará rico en bendiciones, en el aprendizaje y el crecimiento personal.

Entonces tendremos la plena conciencia de que, incluso en los dolores, en las dificultades y ante los problemas más grandes de la vida, estamos bajo la protección de Dios, que permite todo eso para que nos ajustemos a Sus leyes, rescatando deudas del pasado, poco a poco.

*   *   *

Nunca nos apartemos de Dios. Que Él sea nuestro compañero en los días tormentosos.

Que Él sea nuestra compañía en los días de alegría y tranquilidad.

Y así, acostumbrados a Su presencia en nuestras vidas, podemos tener la seguridad de que un día, como nos afirma Jesús, todos nosotros estaremos en unidad con Dios.

Redacción del Momento Espírita, basado en el capítulo 26,
del libro
Entrega-te a Deus, por el Espíritu Juanna de Ángelis,
psicografía de Divaldo Pereira Franco, ed. Intervidas.
En 6.7.2015.

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