Fue publicado en el periódico. Fue noticia: murieron de la mano. Setenta y tres años juntos.
Dos corazones, cual relojes antiguos y precisos, decidieron parar al mismo tiempo.
Tic tac, tic tac, tic...
Pero los periódicos no han visto y tampoco fue noticia, que las manos eran dos almas entrelazadas.
Entrelazadas, como dos nubes blancas que desfilan y flotan juntas en el cielo añil.
Sin embargo, que quede claro que eran dos y no una sola.
Sí, porque cuando los amores son dos son mucho mayores.
Esa historia de "convertirse en uno" es fantasía de poeta desinformado o sin preparación.
Murieron tomados de la mano... Y no guardaron su amor bajo siete llaves.
Cuidaron de siete hijos, quince nietos y seis bisnietos.
Dejaron al mundo sonriendo.
Llegaron de la mano.
* * *
Siempre son inspiradoras esas historias de parejas que siguen juntas hasta el final de la presente existencia.
Cincuenta, sesenta, setenta años de matrimonio...
¡Qué no pasaron en ese tiempo!... Y resistieron... Resistieron a todo y a todos.
En algunos casos la ternura, el compañerismo son tan grandes que permanecen, literalmente, de la mano, es decir, ni siquiera esa preciosa costumbre del toque, del contacto cariñoso fue perdida.
Contrariamente a lo que muchos piensan, esos amores no nacen hechos, es decir, no hay amor que nazca hecho: todo amor surge semilla para convertirse en árbol frondoso.
La única diferencia es que, a través de la pluralidad de las existencias, sabemos que, en muchos casos, esas semillas ya fueron lanzadas hace más tiempo, en otro pasado - sólo eso.
Por lo demás, la fórmula, el esfuerzo, el camino, los desafíos, son los mismos para todos.
Cuando se les pregunta acerca de cuál es la receta para tanto tiempo de amor, los términos pueden incluso cambiar, pero en la esencia las ideas son las mismas.
Siempre vamos a encontrar el respeto mutuo, la admiración del uno por el otro, el compañerismo, la donación, el sacrificio, la ternura, el perdón...
Si vamos a los detalles, esta lista feliz llenaría algunas buenas líneas.
Todas las grandes realizaciones de la vida son construcciones, sean de una existencia, sean de varias. Lo importante es que estemos conscientes y dispuestos a construir, a invertir y a trabajar.
Sin trabajo el amor no se edifica en nuestros corazones.
Los grandes amores no nacen hechos.
En nuestras relaciones de a dos, nuestra mayor preocupación no debe ser si elegimos a la persona adecuada – aunque toda elección debe ser bien hecha y revela mucho acerca de nuestros intereses, nuestro carácter.
Nuestra atención debe estar focalizada mucho más en construir la mejor relación posible con aquella persona que elegimos.
Y sabiendo que la muerte es sólo un cambio de estado, los amores entenderán que, incluso después del término de este capítulo, las manos dedicadas y llenas de ternura podrán permanecer entrelazadas en la verdadera vida, en los capítulos siguientes.
* * *
Murieron tomados de la mano... Y no guardaron su amor bajo siete llaves.
Cuidaron de siete hijos, quince nietos y seis bisnietos.
Dejaron al mundo sonriendo. Llegaron de la mano.
Redacción del Momento Espírita con citación
del poema De mãos dadas, de Andrey Cechelero.
En 21.1.2015.