Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone La voz y el silencio

Aumenta voluminosamente el alboroto en el mundo.

No hay respeto por el silencio.

La gente perdió el tono de equilibrio en las conversaciones, en los momentos de júbilo, en las comunicaciones fraternales.

Grita, cuando debería hablar, produciendo una competición de ruidos y de voces que estorban el discernimiento y apartan la armonía interior.

Las canciones dejan, poco a poco, de ser armoniosas y se presentan ruidosas, sin ningún sentido estético, expresando los conflictos y los desórdenes emocionales de sus autores.

Cada cual, justamente por eso, impone el volumen de su voz, de los ruidos del hogar, de las comunicaciones y entretenimientos a través de radios y  televisiones.

Predomina la violencia en todo, en los sentimientos, en las conversaciones, en las actividades del día a día.

Hay demasiado ruido en el mundo, atormentando a las criaturas.

*   *   *

La voz es un instrumento delicado y de suma importancia en la existencia humana.

Por ser el único animal que consigue articular palabras, el ser humano debe utilizarse del aparato fonador en la condición de instrumento precioso, y de cuyo uso le dará cuentas a la Consciencia Cósmica que le concedió un tesoro admirable.

Jesús, el Sublime Comunicador, cuya dulce voz embriagaba de armonía a las multitudes, vivió rodeado siempre por las masas.

Sufrió, Se compadeció de ellas, pero no Se dejó aturdir por su insania y necesidad.

Luego de atenderlas, Se recogía al silencio, huyendo del bullicio, a fin de adentrarSe más al amor del Padre, renovando los sentimientos de misericordia y de comprensión.

Así procedía, a fin de que el cansancio, que surge en el alboroto, no Le quitase la ternura de las palabras y las acciones.

*   *   *

Necesitas, sí, de silencio interior, para reflexiones mejores y programaciones dignificantes en cualquier área del comportamiento en que te encuentres.

Aprende a callar y a meditar, a armonizarte y a no perder la seriedad en la multitud desordenada y parlanchina.

Los grandes sabios del Cosmos siempre supieron silenciar.

Silenciar en oración ante las necesidades del otro. Silenciar en respeto al sufrimiento ajeno.

Silenciar en consideración a las ideas divergentes. Silenciar la venganza ante de los males recibidos.

En el mundo del silencio construimos las palabras edificantes que van a salir de nuestra boca.

En el mundo sin voz elaboramos el canto que luego encantará a los oyentes en una sala de conciertos.

En el mundo del silencio mecemos nuestros amores, que pensamos en mejorar, reformar y transformar.

Así, sepamos dosificar el silencio en nuestras vidas, evitando que el alboroto y la locura se instalen.

Sepamos usar la voz con cuidado, cada vez que pronunciemos una palabra, como el concertista lo hace en la interpretación de una ópera.

La música elevada, como la vida, está hecha de sonido, pero también de silencio.

 

Redacción del Momento Espírita basada en el cap. Silêncio, del libro Jesus e vida, por el Espírito Joanna de Ângelis, psicografía de Divaldo Pereira Franco, ed. Leal.
En 13.12.2010.

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