Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Cuando los padres envejecen
 

El escenario es común, la escena es natural. En un banco del jardín de la casa están sentados un anciano y un joven.

El joven lee el periódico, atento. El anciano parece inmerso en algo indefinible.

Entonces, un pequeño pájaro posa en un arbusto cercano y canta. El hombre parece despertar e indaga:

¿Qué es aquello? - apuntando con el dedo en la dirección de la pequeña ave.

El joven levanta los ojos y dice secamente: Es un gorrión.

El pajarito salta de un ramo a otro y la pregunta se repite: ¿Qué es aquello?

La respuesta ahora no es solo seca, pero denota también contrariedad: ¡Ya te he dicho, es un gorrión!

El pájaro vuela del arbusto hacia el árbol continuando su danza matinal.

¿Qué es aquello? - suena de nuevo.

Ahora el joven irritado casi grita: ¡Es un gorrión!

El ave contenta sigue su bailado. Alza vuelo y parece desaparecer. Pasados pocos segundos retorna al suelo picoteando aquí, saltando más allá.

El hombre pasa las manos por los ojos como si desease arreglar la visión empañada y con curiosidad natural pregunta:

¿Qué es aquello?

El hijo contesta a los gritos: ¡Es un gorrión!  Ya te he dicho: es un gorrión.

Y deletrea gritando: g - o - r - r - i - ó - n. ¿No entiendes?

El hombre se levanta, sube la escalera y se adentra a la casa, lento y decidido. Poco después, vuelve con un viejo cuaderno en las manos.

La tapa es bonita, denotando que fue guardado con cuidado como si guardan preciosidades.

Lo abre, busca algo, después lo entrega al joven, aún inquieto y rabioso.

¡Lee! - él pide. Y acrecienta: ¡En voz alta!

Sorprendido el joven lee pausadamente y con creciente emoción: Hoy mi hijo benjamín, que hace unos días completó tres años, estaba sentado conmigo en el parque, cuando un gorrión posó delante de nosotros.

Mi hijo me preguntó veinte y una veces que era aquello y yo le contesté todas las veinte y una veces que era un gorrión.

Lo abracé todas las veces que él repetía la pregunta, vez a vez, sin enojarme, sintiendo el afecto a mi inocente niño.

Entonces, el hijo mira al padre. Hay culpa y dolor en su alma.

Lo abraza lagrimoso, le besa el rostro enmarcado por la barba aún por hacer.

Lo estrecha, trayéndolo hacia sí. Y así se quedan: un corazón oyendo otro corazón.

*   *   *

Escenas como esa ocurren todos los días, en millares de hogares en todo el mundo.

Nuestros ancianos que conviven con el Alzheimer, demencia senil u otras problemáticas, indagan, preguntan, cuestionan.

La memoria reciente les falta. Sumergidos en retablos de recuerdos del pasado, no entienden porque reciben gritos como respuesta.

¡Pensemos en eso! Y si las lágrimas humedecen nuestros ojos, no tengamos vergüenza de abrazar con amor a nuestro viejo padre, nuestra madre, abuela, abuelo, madrina, tía... Ahora.

Redacción del Momento Espírita con
base en el cortometraje O que é aquilo?, de
Constantin Pilavios, de la Movie Teller Films.
En 30.11.2009.

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