Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Estableciendo metas
 

Si no sabes adonde ir ¿cómo podrás llegar a alguna parte?

Esta es una cuestión obvia. Por eso, cuando se planean vacaciones escogemos el lugar.

Porque, dependiendo del lugar elegido seleccionaremos el tipo de transporte, haremos las reservas para el hospedaje, providenciaremos la ropa adecuada.

Cuando salimos de paseo, igualmente decidimos el local. ¿Iremos al campo, a la playa, a la casa de los amigos?

Justamente a partir de esa definición ajustaremos horarios, invitaremos esa o aquella persona, haremos los contactos preliminares.

Sin embargo, de una manera muy paradójica, cuando hablamos de nuestros objetivos existenciales pocas personas tienen metas bien definidas.

Esa es una de las causas de la depresión en los días actuales.

La persona dice que quiere tener una vida normal, simplemente. Pero, no establece lo que sería esa vida normal. Lo que desea para sí.

¿Qué le gustaría hacer?

Profesionalmente, ¿qué pretende? ¿Dónde desea trabajar, con quién, qué cursos aún planea hacer, qué perfeccionamiento anhela?

            Personalmente, ¿piensa en casarse, tener hijos, vivir en una casa o en un piso, en el campo o en la ciudad, en este o en otro país?

Culturalmente, ¿desea  perfeccionarse en el estudio de idiomas, en el arte o artesanía?

Cuando surgen las preguntas, las respuestas son casi siempre evasivas: No sé, cualquier cosa, lo que sea está bien.

Algunas personas se rehúsan a idealizar, a soñar. Dicen que actúan así para no sufrir decepciones.

Otras, se dicen incapacitadas de soñar sus propios sueños. Piensan en realizarse por intermedio de otras personas.

O que otras personas las hagan felices. 

Ahí está la cuestión: si no hay una meta preestablecida,  si no existe un objetivo a ser alcanzado, ¿cómo encontrar ánimo y energía para vivir con intensidad cada día?

¿Dónde está  la alegría de la conquista? ¿Dónde está la sonrisa de la victoria?  ¿Dónde está la satisfacción de confirmarse vencedor?

Sin metas no se vive. Simplemente se obedece a los automatismos.

Es un adormecer psicológico que conduce al ser humano a estados de indiferencia, desanimo, descontentamiento, hasta el desprecio por la vida.

Para tener salud es imprescindible establecer un proyecto personal, definiendo exactamente lo que se desea.

Lograrlo o no es otra cuestión. Pero lo importante es el esfuerzo, la lucha continuada.

Pensemos en eso y hagamos un análisis de nuestras metas, nuestros sueños.

Si hasta ahora estamos viviendo por vivir, trabajando, estudiando, porque está en el contexto en que nos movemos, es mejor que hagamos  una parada.

Reformulemos nuestra vida. Elijamos por lo menos una meta a realizar.

No nos dejemos intimidar por los años trascurridos o por los muchos días ya vividos.

Siempre es tiempo de aprender, de ser feliz.

Piensa en eso.

Redacción del Momento Espírita
En 30.06.2009.

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