La palabra es una facultad natural que Dios concedió al hombre. Gracias a ella el hombre se expresa en el mundo viviendo en sociedad.
Cuando bien utilizada es un vehiculo de bendiciones grandiosas. De un periódico norte-americano, cogemos un episodio ocurrido con un industrial.
Sherman Rogers obtuvo el cargo de administrador de un campamento de madereros en Idaho.
En seguida, conoció a Tony, un empleado que estaba siempre mal humorado y por eso pensó en despedirlo.
Tony tenía como tarea cubrir con arena un cerro cubierto de hielo, para evitar que los troncos de los árboles gigantescos se deslizasen encima de los hombres y animales que trabajaban en las vertientes.
El propietario de la empresa se acercó a Sherman y le dijo:
No importa lo que ocurra te aconsejo que no prescindas de Tony.
Él es irritable, testarudo, impulsivo pero en cuarenta años en ese trabajo no encontré un empleado mejor. Nunca se perdió un solo hombre o caballo por su negligencia.
Aquella fría mañana, Sherman observó a Tony de pié al lado de una hoguera. Pero él no estaba calentándose. Estaba calentando la arena que iba a tirar en el cerro cubierto de nieve.
El administrador se acercó, lo saludó y le habló: El jefe me dijo que eres un excelente empleado.
La reacción emocional de Tony fue conmovedora. Sus ojos se llenaron de lágrimas.
Apretó largamente la mano de Sherman. Después, cogió una pala y se fue a trabajar con vigor redoblado.
Por la noche, Tony fue el tema de todas las conversaciones. Entre risas, se comentó que él había tirado tanta arena en las vertientes del cerro que daría para cubrir una docena de ellos.
Y además: él había reído y hecho bromas todo el día.
Solamente el administrador sabía el porqué de la actitud del empleado.
Doce años después, encontró a Tony trabajando como superintendente en la construcción de un ferrocarril, en uno de los mayores campamentos de madereros del oeste americano.
A partir de aquel momento en que usted me dijo aquellas palabras estimuladoras toda mi vida cambió, confesó Tony a Sherman Rogers.
La palabra tiene un poder que aun estamos lejos de aquilatar. Su correcta utilización construye imperios, destruye vidas.
Si o no son palabras monosilábicas, pero definen caminos para quien las oye.
Un si puede concordar con el honor, la dignidad. O con la corrupción y la ganancia desenfrenada.
Un no puede significar pereza, indolencia y resignación. O motivar a alguien a buscar nuevos caminos, delante de aquellos que están cerrándose.
En la educación de los niños, si y no poseen pesos específicos.
Lo que significará en el futuro la presencia en el mundo de un hombre de bien o un corrupto.
La palabra estimula, calienta corazones, incentiva.
¡Piensa en eso! Y cuando encuentres a alguien triste, enfadado o rebelde, acuérdate de utilizar la palabra adecuada para sacarlo de ese estado.
Agrega una sonrisa al vocablo que emitas y cambiarás la tristeza en serenidad.
Adiciona un apretón de manos, un abrazo a las palabras de estimulo y conquistarás amigos.
Agradece a las personas que están alrededor tuyo porque ellas existen.
Expresa tu gratitud en palabras.
Haz que ellas sepan como son importantes en tu vida, en el mundo.
Haz eso y cambiarás el rumbo de muchas vidas.
Redacción del Momento Espirita con base en hecho extraído
del texto O uso da palabra, de José Ferraz, de la Revista
Presença Espírita n. 261, ed. Leal, Brasil.
En 18.08.2008.