Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Si hubiera amor

        Ya te preguntaste, alguna vez, ¿por que ciertas personas cometen crímenes u otros delitos en contra de uno o de terceros?

        Talvez la respuesta de la mayoría sería la de que esas personas son delincuentes. Eso es verdad, ¿pero por que se han hecho delincuentes?

        Tomemos como ejemplo esos delincuentes infantiles y juveniles, que deambulan por las calles y cometen pequeños hurtos en contra de los ciudadanos.

        Imaginemos que ellos tuviesen un hogar decente, una madre amorosa que les diese cariño y les educase. Que tuviesen un padre equilibrado, con trabajo, con sueldo digno, que le permitiese sostener a la familia con honradez.

        En último análisis, si hubiera amor, ellos no estarían por las calles, deambulando sin rumbo.

        Cuando una persona, en un acto de desesperación le pone fin a su propia vida, es porque faltó el tempero del verdadero amor para envolver sus horas.

        Si hubiera amor en el hogar de esos hombre-bomba, que son usados como explosivos, lanzándose para la muerte en un acto insano de autodestrucción, con certeza no lo harían.

        Si tuviesen una madre o esposa que les amase verdaderamente, envolviéndoles en caricias de afecto y compresión, no harían lo que hacen.

        Si en su hogar dejasen miradas cariñosas de hijos a les preguntar: Papa, ¿cuando vuelves? ¡No tardes! Te voy a esperar extrañándote. ¡Vuelve pronto, papa!  - seguramente se quedarían lejos del terrorismo.

        Si hubiera más amor en la faz de la Tierra, todo sería diferente. El amor es antídoto eficaz contra todo tipo de violencia.

        Cuando el amor enferma, la desesperación se instala en los corazones.

        Las explosiones de odios, de venganza ciega, son resultados de un amor enfermo, pues no se puede odiar a alguien que no se conoce.

        Solo puede haber traición por parte de alguien en quien ha sido depositada confianza plena.

        Ah! Si hubiera amor...

        Si hubiera amor no habrían crímenes hediondos, ni guerra, ni hambre, ni miserias, tampoco otra violencia cualquiera.

        Si hubiera amor, no faltaría el necesario a nadie, porque el amor fraternal no lo permitiría.

        Si hubiera amor no habría paro, tampoco subempleo, porque solo el amor es capaz de desarmar el egoísmo, este verdugo cruel que alimenta la ganancia, la prepotencia, el deseo desenfrenado de poses materiales.

        ¡Ah! Si hubiera amor... Ese sentimiento adormecido en el íntimo de muchas criaturas...

        Un día, un hombre llamado Jesús enseñó que el amor es la llave de la felicidad. Resumió toda la Ley y los profetas en la máxima: Amar a Dios sobre todas las cosas y al próximo como a si mismo.

        Pero, infelizmente muchos de nosotros que nos decimos cristianos,  nos hemos olvidado de esa enseñanza.

        Muchos de nosotros, que nos declaramos seguidores del Cristo, estamos alimentando las grandes guerras con nuestras guerras familiares y nuestro terrorismo particular y aún con nuestra beligerancia social.

        ¡Ah! Si hubiera amor...

        Si el amor fuera una realidad en nuestro Mundo, seguramente aquí habitaría la paz.

*   *   *

        El amor es de esencia divina y todos nosotros, del primero al último, tenemos, en el fondo del corazón, la centella de ese fuego sagrado.

        Por eso, amemos y felicitémonos, poniendo en el camino del amor señales de luz, a fin de que jamás exista sombra por donde el amor haya transitado a derramar su invencible claridad.

Redacción del Momento Espírita, bajo inspiración de conferencia proferida por Raul Teixeira, en la ciudad de Ponta Grossa-PR en el día 12/10/01.
En 21.07.2008.

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