Momento Espírita
Curitiba, 22 de Dezembro de 2024
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ícone Prestando más atención

        Si alguien te preguntase, ahora, con que ropa tu marido salió de casa esta mañana, ¿sabrías decirlo?

        Es interesante como, guiados por la rutina de la vida, dejamos de prestar atención en cosas importantes, o sea, en nuestros tesoros más valiosos. Las personas que amamos.

        La pareja Estrada aprendió la lección de la manera más difícil.

        Cierto día, el marido salió para hacer su footing. Entró en su camioneta Chevrolet y partió.

        Más o menos 50 minutos después, un policía llama a la puerta de la casa de Herlinda Estrada.

        El policía le preguntó cual era el nombre de  su marido y cual era el coche que conducía.

        Y, entonces, le informó que su marido había sufrido un ataque cardíaco y estaba hospitalizado.

        Extremamente trastornada, ella literalmente voló hasta el hospital, que estaba ubicado cerca de su casa.

        Atendida tan pronto se presentó, descubrió que llegara demasiado tarde. Su marido había muerto.

        En llanto, acompañada por el mismo policía que fuera a su casa, ella tuvo que identificar el cuerpo.

        Volvió para la sala de espera y le pedió al policía que hiciese las primeras llamadas telefónicas, avisando la familia y amigos.

        Poco después, personas empezaron a llegar. Y treinta minutos después, la persona menos esperada llegó: el propio señor Estrada.

        Cuando vio el marido, Herlinda se le colgó en el cuello, a los gritos: ¡Estás vivo! ¡Ellos dijeron que habías muerto!

        Todos los parientes, amigos, empleados del hospital presentes no estaban entendiendo nada.

        Con calma, todo fue elucidado.

        Mientras el señor Estrada hacia su footing, otro hombre sufriera un infarto.

        El grupo de emergencia y la policía han sido llamados, pero no encontraron  identificación ninguna en el hombre.

        La única pista era un llavero de General Motors que el policía experimentó en las puertas de los vehículos GM aparcados en el área.

        Las llaves, como se ve, abrieron el vehículo equivocado. El del sr. Estrada, que así ha sido identificado porque su carné identidad estaban en el coche.

        ¿Y cómo Herlinda identificó el cuerpo equivocado?

        Ella dijo que estaba trastornada. El cuerpo estaba con cinta adhesiva en los ojos y en la boca. No consiguió verificar si el hombre tenía bigote.

        Ella miró a los pies, las manos, el color del short, las zapatillas. Parecieron ser de su marido. E así lo identificó.

        ¿Como el sr. Estrada llegó al hospital?

        También muy simple: al llegar a casa, recibió una llamada de la esposa de su jefe que, cuando escuchó su voz  al teléfono, exclamó:

        ¡Dios mío! ¡Si estás ahí, entonces ha sido Herlinda quién sofrió el ataque cardíaco!

        ¡Que confusión!, ¿verdad?

        Así, mientras la pareja ha vuelto abrazada para casa, el policía volvió para la calle, en el parque.

        Allí encontró a una mujer que buscaba el marido: era la viuda verdadera.

        Después de aquel día, la pareja Estrada cambió muchas cosas en su vida, pasando a prestar mucha atención uno al otro.

* * *

        A veces, un hecho dramático como el narrado, nos saca de la modorra, de la apatía con que llevamos nuestros días.

        Una verdadera sacudida para pasar a prestar más atención en los seres que amamos.

        En esos seres sin los cuales todo lo demás que tengamos deja de tener importancia: la casa, el coche, las joyas, los viajes...

        Pensemos en eso y comencemos a mirar con nuevos ojos esas criaturas que son la razón de nuestras alegrías: nuestros amores.

        Comencemos hoy. Ahora.

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        ¿Conseguirías decir con que ropa su hijo salió de casa hace poco?

Redacción del Momento Espírita con base en texto de las págs. 82/85 del libro
Pequenos milagres, de Yitta Halberstam y Judith Leventhal, 4. ed., ed. Sextante.

En 22.01.2008.

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