¿Usted se considera una persona egoísta, orgullosa, o es alguien que
siempre busca practicar el bien?
Quizás la respuesta para esta pregunta no sea tan fácil, por eso vamos
a hacer un análisis de estas tres actitudes considerando algunos cuadros y
circunstancias de la vida diaria:
En la sociedad:
El egoísmo hace lo que quiere.
El orgullo hace como quiere.
El bien hace lo que puede, más allá de la propias obligaciones.
En el trabajo:
El egoísmo explora lo que encuentra.
El orgullo oprime lo que ve.
El bien produce incesantemente.
En el equipo:
El egoísmo atrae hacia sí.
El orgullo piensa en sí.
El bien sirve a todos.
En la amistad:
El egoísmo utiliza las situaciones..
El orgullo clama por privilegios.
El bien renuncia al propio bien.
En la fe:
El egoísmo aparenta.
El orgullo reclama.
El bien oye.
En la responsabilidad:
El egoísmo huye..
El orgullo tiraniza.
El bien colabora.
En el dolor ajeno::
El egoísmo olvida.
El orgullo condena.
El bien ampara.
En el estudio:
El egoísmo finge que sabe.
El orgullo no busca saber.
El bien aprende siempre, para realizar lo mejor.
Considerando esas tres actitudes, usted podrá evaluar
cuál es la que más se destaca en sus acciones diarias.
Haciendo ese análisis usted podrá contestar su es una persona egoísta,
orgullosa o que actúa de acuerdo con el bien.
Con la evaluación en sus manos, considere lo siguiente:
El egoísmo y el orgullo son dos pasillos sombríos que llevan al vicio,
a la delincuencia, a la desgracia.
El bien es una amplia e iluminada avenida que nos lleva a la conquista de
las virtudes sublimes y a la felicidad suprema que tanto deseamos.
Pero para eso no es suficiente apenas admirar el bien o difundirlo; es
necesario, antes de nada, practicarlo con todas las fuerza del alma.
Y la decisión entre una y otra actitud, cabe exclusivamente a cada uno
de nosotros.
***
No se olvide que el bien que se hace es el único trabajo que hace bien,
y esa labor a favor de los demás es la caridad única a favor de nosotros
mismos.
El bien es la palanca capaz de libertar al hombre de los vicios y
elevarlo a las altas esferas de la armonía consigo mismo y con el mundo que lo
rodea.
Así, la práctica del bien es y siempre será nuestra mejor actitud.
(Basada
en el mensaje Tres Actitudes, del
libro “Seara dos Médiuns”
, ed. FEB/ Brasil)