¿Cuál
será el secreto de los casamientos duraderos? Parejas que conviven hace años
hablan de paciencia, renuncia, comprensión.
En realidad, cada uno tiene su
fórmula especial. No hace mucho, leímos las
anotaciones de un escritor que nos parecieron muy interesantes.
El
escritor afirma que un buen casamiento debe ser creado. En el
casamiento, las pequeñas cosas son las grandes cosas.
Es
nunca ser muy viejo para tomarse de las manos.
Es recordar de decir “te amo”, por lo menos una vez por día.
Es
jamás irse a dormir irritado. Es tener valores y objetivos comunes.
Es
estar unidos al enfrentar el mundo. Es formar un círculo de amor que una a toda
la familia.
Es
proferir elogios y tener la capacidad para perdonar y olvidar.
Es
proporcionar un clima donde cada uno pueda crecer en la búsqueda
recíproca del bien y de lo bello.
Es
no solo casarse con la persona justa, sino ser el compañero perfecto.
Y
para ser el compañero perfecto es necesario tener buen humor y optimismo. Ser
natural y saber actuar con tacto.
Es
saber escuchar con atención, sin interrumpir a cada instante.
Es
mostrar admiración y confianza, interesándose por los problemas y actividades
del otro. Preguntarle qué lo atormenta, qué lo hace feliz, por qué está
fastidiado.
Es
ser discreto y saber el momento de dejar a su compañero a solas para que ponga
en orden sus pensamientos.
Es
distribuir cariño y comprensión, combinando amor y poesía, sin olvidarse de
halagarlo y actuar siempre con cortesía.
Es
tener la sabiduría para repetir los momentos del noviazgo. Aquellos momentos mágicos
en los que la orquesta del mundo parecía tocar solamente para los dos.
Es
ser el apoyo ante los demás. Es tener cuidado en el lenguaje, es ser firme,
leal.
Es
tener una atención más allá de lo trivial y lograr descubrir cuando uno de
ellos se ha esmerado para presentarse al otro.
Un
nuevo corte de pelo, un vestido diferente, detalles pequeños pero importantes.
Es
saber dar atención a la familia del otro, pues con la unión de la pareja, las
dos familias forman una unidad.
Es
cultivar el deseo constante de superación.
Es
responder dignamente y de forma justa por todos los actos.
Es
ser grato por todo lo que uno significa en la vida del otro.
***
El
amor real, por mantener sus raíces en el equilibrio, se va afirmando día tras
día, a través de la estrecha convivencia.
El
amor, nacido de una vivencia progresiva y madura, no tiende a terminarse, sino
que se amplía, una vez que los involucrados pasan a conocer vicios y virtudes,
manías y costumbres de uno y otro.
El
equilibrio del amor promueve la práctica de la justicia y de la bondad, de la
cooperación y del sentido del deber, de la afectividad y advertencia madurada.
Equipo
de Redacción de Momento Espírita, con base en los libros: Un regalo especial,
El arte del matrimonio, En la mujer el hombre aprecia, en el hombre la mujer
aprecia y Vereda familiar, Editorial FRÁTER – cap. 2.