En su actividad profesional diaria, cuando usted se pone a servir a la
vida con los recursos de que dispone, para que todo se desarrolle a su alrededor,
busque certificarse de sus obligaciones.
Piense en el trabajo, desde
el más sencillo al más complejo, desde los esfuerzos brazales más
inexpresivos a los ojos comunes, hasta las realizaciones más grandiosas en el
campo intelectual, y haga todo de la mejor forma posible. Haga todo con buena
voluntad.
Todo trabajo, es una bendición de Dios para quien lo realiza. Todo trabajo
es noble desde que realizado en homenaje del bien.
Si usted conduce algún vehículo de pasajeros, maneje como si su vehículo
fuese un divino carruaje debiendo recoger y entregar, con seguridad, cada uno de
sus hermanos, cada hijo de Dios como usted mismo.
Caso usted trabaje con alimentos, cocinando, sirviendo o vendiendo haga todo
como quien administra la despensa celeste, debiendo, por eso, ofrecer lo mejor a
los hermanos de su camino.
Si usted cose o teje, retirando de ahí su sustento, haga todo de la mejor
manera. Actúe como si manejase la luminosa roca del Creador o como si usted
fuera una araña inteligente y especial, encargada de vestir y proteger los
cuerpos de los hermanos del mundo.
Caso usted trabaje en el área de informática, hoy exuberante, considere
que, por más excepcionales que sean las máquinas, usted debe trabajar con
quien reverencia el celebro y la mente, en los cuales el Creador depositó las
semillas de la perfección.
Si usted trabaja con enfermos, como médico o enfermero, trabaje con sus
mejores recursos del alma. Medite en la hora de poder penetrar los secretos biológicos
terrenos, cooperando con el grande autor en el restablecimiento de esos
edificios celulares.
Piense, todavía, en las realidades de la vida orgánica que usted puede
controlar, mostrándose un dios que esté actuando con Dios, en beneficio del
propio desarrollo.
Haga del mejor modo su trabajo. Y esté seguro de que, si trabaja mal, de
mala gana, a pesar de que pueda causar trastornos a los otros, estará
perjudicando a sí mismo.
A pesar de que usted no reciba las consideraciones y reconocimientos como
gustaría, en la tierra, piense en la oportunidad que el Padre Creador le ofrece.
Confié. A su tiempo todo mejorará.
No se pierda, evite perturbarse en su actividad profesional. Antes, perfecciónese.
Haga todo con cariño y rigor para que en su estadía por el mundo sea de gran
provecho para su grande futuro.
Su vida puede transformarse en un estuario de felicidad, en un campo de
alegría, evadiéndose de las cadenas del remordimiento, del pesimismo, del egoísmo,
del mal, en fin, para que su travesía humana sea un himno de ventura para su
encuentro con Dios por medio de su semejante.
***
El trabajo es, al lado de la oración, el más eficiente antídoto contra el
mal, dado que conquista valores incalculables con los cuales el espíritu
corrige las imperfecciones y disciplina la voluntad.
Equipo de Redacción de Momento Espírita, a partir
Del capítulo 11 del libro “Para uso diario”, ED. Fráter
Livros Espíritas.
Versión en español: Roberto
M.L.Roca / AD LITTERAM Tradutores Asociados.