Ser
un ejecutivo de éxito y padre al mismo tiempo, parece imposible.
La
empresa exige excesiva dedicación y hay ejecutivos que llegan a pasar 180 días
por año entre aeropuertos, taxis y hoteles.
Estudios
hechos en California indican que un padre típico de la década de los 60
acostumbraba pasar 45 minutos por día con los hijos. Tres décadas después,
ese tiempo fue reducido para 6 minutos.
El
empresario americano, Tom Hirschfeld*, afirma, entretanto que es
posible ser un excelente ejecutivo y un excelente padre.
Con
dos hijos, de 5 y 2 años, dice que un padre que consigue driblar las mañas y
voluntades de un niño de 5 años, por ejemplo, tiene todas las condiciones para
resolver cualquier problema con un funcionario talentoso, pero complicado.
Hombres
de negocios, buenos empresarios, dice él, pueden ser excelentes padres. Así
recomienda: conozca a su hijo. Descubra sus gustos, sus amigos y enemigos. Gaste
algunas horas con él.
Haga con que su hijo tenga confianza en usted. Marque presencia. Administre
su agenda y esté presente en los momentos importantes en la vida de él.
Sepa
cuando y a quien delegar su sustitución. Así, no deje que la niñera lleve su
hijo a la cama, solo porque usted desea ver el segundo tiempo del partido de fútbol
en la TV. Aproveche y esté con él.
Haga
la oración de la noche y enternézcase con los ruegos de él a Dios, que van
desde el padre y la madre al gatito de la prima que está enfermo.
Supervise
el cepillado de los dientes, el cambio de pijama y descubra como él esté
creciendo, venciendo sus barreras.
Resista
a la tentación de dejar su hijo al cuidado de la televisión o del computador.
Nada es tan importante como la presencia, el toque, la palabra.
No
hay necesidad de estar 100% del tiempo con sus hijos, pero aprenda a reservar un
buen tiempo para la familia. EL restante es suyo, no importando lo que haga con
él.
Y
no se olvide que es necesario tener disciplina, pues la mejor forma de enseñar
todavía es a través del ejemplo. Y el mejor camino, es el diálogo.
***
En
el trato con los hijos, sea siempre imparcial, con la finalidad de no cometer
injusticias.
Pero
no confunda injusticia con igualdad. Cada hijo, por su personalidad única, debe
ser tratado de forma diferente.
Dosifique
por lo tanto sus energías con unos y otros.
Con
seguridad la tarea no es fácil. Con todo, usted tiene un aliado invencible:
Dios, nuestro padre, que siempre está a su lado y le responderá a todas las
preguntas que le haga a través de la oración sincera.
(*) El
americano citado lanzó un libro llamado padres de negocios: Como buenos
empresarios pueden ser excelentes padres – y viceversa, editorial Little,
Brown And Company.
(Equipo de Redacción del Momento Espirita, basado en un articulo de
Alexandre Alfredo, publicado en la revista Exame de 11.08.1999)