Momento Espírita
Curitiba, 28 de Abril de 2024
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ícone Para arrullar un corazón de madre

¿Cuándo, madre, podrás dormir tranquila?...

 

Cuando acabe la guerra;

Cuando tu hijo crezca;

Cuando amanezca la noche;

Cuando el frío ceda.

 

¿Cuándo podrás respirar hondo?...

 

Cuando desaparezca el miedo;

Cuando el hambre haya callado;

La semilla brote en flor;

Y el río se rinda al mar.

 

¿Cuándo, madre dedicada, se secarán tus lágrimas?...

 

Cuando el mal se rinda;

Cuando el hilo termine;

Cuando Gaia sienta

Que ya sabe cómo amarte.

*   *   *

Madre, hablamos a tu corazón.

A veces tu maternidad parece un océano de aflicciones.

Tu cuerpo y tu salud no parecen tener estructura para soportar la carga que tal misión conlleva.

Las turbulencias emocionales, por otra parte, te advierten que pueden traer tu vuelo a un aterrizaje forzoso en cualquier momento.

Calma tu corazón, mujer.

No habrías recibido una misión tan elevada si no fueras capaz de llevarla a cabo.

El Padre amoroso conoce a Sus hijos y especialmente el corazón de las madres.

No los abandona. No los deja sin fuerzas. No los deja sin respuestas.

Es importante que te sintonices con Él a través de la oración siempre que sea posible. Una conversación común de madre al Padre. Notarás cómo las intuiciones serán más abundantes.

Quien recibe nobles tareas de lo Alto, también es dotado de recursos especiales.

Encuentras tales recursos dentro de ti. Encuéntralos en la Espiritualidad presente a tu lado.

Nunca esperes facilidades y nunca compares tu hogar con otros hogares. Cada familia tiene un compromiso, una particularidad y una historia pasada distinta escrita en los libros del tiempo.

También es importante recordar que los cargos de gran valor exigen un sacrificio extremo. Exigen un nivel máximo de donación. Por eso son los que más nos hacen crecer.

No esperes resultados inmediatos. Las madres son sembradoras. Se ocupan de la siembra y no de la cosecha.

No esperes retribuciones. El bien se nutre de sí mismo. No depende de la confirmación o del reconocimiento de los demás.

Percibe, por fin, entre las líneas de la vida y de los acontecimientos que, al entregarte por completo, también estás construyendo en ti un nuevo ser, más maduro, más sensible, que es capaz de dar su vida por otro, algo que sólo es posible encontrar en las grandes almas.

La maternidad te hará consciente de los matices del amor, de las delicadezas del alma, de las sutilezas del sentimiento, sólo presentes en mundos superiores al nuestro.

El dolor te visitará... Es cierto. Y sabrás colocarlo en una amplia y confortable habitación de la mansión de tu alma, como nadie más sabría hacerlo.

Nada en el mundo es tan divino como ser madre, cocrear, dar a luz a un ser que quiere ser nuevo, que necesita renacer para continuar su camino.

Por eso, querida madre, permanece vestida de coraje y abnegación.

Eres una fuerza de la naturaleza. Tu corazón late al ritmo del corazón del planeta, nuestra Gaia que viaja por el espacio infinito.

Y nuestro Gran Padre cuida de ti de una manera muy especial, todos los días de tu vida.

Redacción del Momento Espírita. con base en el poema
 
Para ninar coração de mãe, de Andrey Cechelero.
El 3.4.2023.

 

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