Los incrédulos del amor afirman que eso no existe. Todo no es más que el entusiasmo momentáneo de quien busca ansiosamente llenar el vacío de su vida, en la creencia de que un afecto a su lado lo resolverá todo.
Otros dicen que eso es cosa de romances, de telenovelas, de películas que quieren atraer a los aficionados en la ilusión y la irrealidad.
Sin embargo, conocemos muchas historias concretas de parejas que dicen que todo sucedió en un primer momento.
Fue un encuentro en una fiesta, un intercambio de miradas inolvidables, el bailar juntos en un momento determinado.
Un amigo nos confió que vio pasar por delante de su casa a una joven con el uniforme del colegio. La miró y sintió que una llama surgía del volcán del afecto y dijo: Voy a casarme con esa joven.
Algunos dicen que del noviazgo al matrimonio todo pasó muy rápido. Y ahí se van decenas de años juntos, en el escenario de las tristezas y las alegrías combinadas.
La Historia registra muchos acontecimientos de ese tipo.
Leemos sobre el pedagogo francés Rivail. Tenía veintisiete años.
Desde que llegó a la capital parisina, se dedicó a la educación de niños y jóvenes. Era el ideal de su vida.
Entonces, vio a una joven que hizo que su corazón latiera de forma diferente. De hecho, hizo que se elevara como si quisiera saltar de su pecho.
¿Dónde tuvo lugar ese encuentro?
Viviendo en París, en el mundo de las letras y de la enseñanza, era natural que un día la señorita Amélie se encontrara con el profesor Rivail.
Ella era poetisa, profesora de Bellas Artes y ya había publicado tres libros. Él había tenido su primera obra pedagógica publicada a los veinte años.
Quien sabe si habrán cruzado sus miradas en la presentación de la pieza teatral Hernani, del gran Víctor Hugo, que se estrenó en París, en febrero de 1830.
Al fin y al cabo, él apreciaba al poeta y escritor tanto como al teatro. Ella admiraba a Víctor Hugo.
Amélie no tardó en hacerse notar por su sonrisa tierna y amable, por su gentileza y su amabilidad.
Lo que se sabe es que en la primera carta que Rivail escribió a su amada declaró: Me apresuro a expresar directamente toda la alegría de tener la autorización de vuestro padre para escribiros.
Qué feliz sería si mi expectativa encontrara eco en vuestro corazón. Anhelo poder expresar, de viva voz, las esperanzas de felicidad que deposito en nuestra unión.
Aunque solo he tenido el placer de veros una vez, anhelo vivamente que ningún obstáculo retrase la realización de mis deseos.
Él la había visto una vez y, en cuanto le fue permitido escribirle una carta, la pidió en matrimonio.
La unión se concretó y vivieron una vida de muchos logros y cariño, durante treinta y siete años, hasta la muerte de él.
* * *
Afirmamos que sí, que hay amor a primera vista... en esta vida. Eso demuestra la existencia de momentos ya vividos, en otro tiempo, al lado de aquella persona.
Además, antes de nacer, en esta existencia, programaron ese reencuentro en la Espiritualidad.
Algunos, por el amor que los une desde hace muchos siglos. Otros, además, por las misiones que ambos se disponen a abrazar, en el mundo.
¿Amor a primera vista, leal, verdadero? Sí, existe. Creámoslo. Son reencuentros de las almas del ayer...
Redacción del Momento Espírita, con datos
recogidos en el artículo A primeira carta de um
namorado à sua namorada, publicado en la edición
de enero/2017 del Jornal Mundo Espírita, ed. FEP
(http://www.mundoespirita.com.br/.
El 21.11.2022.