Momento Espírita
Curitiba, 20 de Abril de 2024
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ícone Ayer, no morí

Conocimos a alguien que casi renunció a su vida en la edad adulta, pero se mantuvo firme.

Hoy, ella mira hacia un pasado que podría no haber existido y valora cada segundo, cada momento precioso que la existencia terrenal le ha concedido.

Hija, madre, esposa y abuela, ha transformado la aflicción en poema:

 

Perdón, Padre, por las locas ideas.

Perdón, por querer desentrañar el futuro.

Perdón, por no tener fe.

Perdón, por desvalorizar mi vida,

Esta vida que me has prestado.

 

Si ayer hubiera muerto,

No habría vivido sonrisas, llorado lágrimas, compadecido dolores.

Si hubiera muerto,

No habría visto tanto,

La graduación de mi hijo venciendo a la universidad.

No habría visto a mi hija, con su primer vestido de baile, sus quince años, su primer amor, los primeros sueños de mujer...

 

¿Cómo lo digo ahora, Señor?

Gracias, por las lágrimas que derramé,

Por los sueños que he vivido,

Por la luz que he recibido,

Por los amigos que he conquistado.

 

Gracias, Señor.

Por la presencia de mis hijos,

Por mis manos que los han dirigido,

Por las palabras que he pronunciado,

Por los pasos que he evitado,

Por la vida que he disfrutado.

           

Te lo ruego, Señor,

Que derrames sobre nosotros la luz de la sabiduría,

Para que podamos aceptar con alegría,

La vida que nos has asignado.

 

Te ruego, además, Señor,

Que cuides a los seres que se han ido y a los que se han quedado.

A aquellos, porque no sufrirán más en esta vida,

Y a los otros, por el anhelo martirizante, por la pérdida delirante,

Que, aun teniendo fe, no han dejado de llorar.

 

Señor,

Que haya paz y amor en todos los hogares,

Que se desplieguen, con otras risas y otros sueños.

Que Tu manto los envuelva en una dulce armonía,

¡En himnos de felicidad!

 

Estas son las palabras de los que vencen en el mundo, de los que entienden el carácter educativo de toda experiencia, en la existencia terrenal.

Me alegro de no haberme rendido. Me alegro de haberlo soportado, que he comprendido, incluso a regañadientes, las vicisitudes y las pruebas que la vida me ha presentado.

Me alegro de no haberme contaminado. Me alegro de no haber traicionado mis principios.

Me alegro de que sólo he salido de todo con esos arañazos, que sí duelen, pero pronto serán pasado y después ni siquiera habrá recuerdos.

*   *   *

Somos unos libros inmensos, de múltiples capítulos y volúmenes. Y renunciar es como querer cerrar la obra, dejar de leer, debido a una frase, a un párrafo que nos hizo sufrir, que nos disgustó, que no fue escrito del modo que esperábamos.

Muchas veces, ni siquiera tenemos el cuidado de releer aquel pasaje para intentar entender de forma diversa. Juzgamos a primera vista y salimos enojados por el mundo.

En muchos casos, bastaba tener paciencia, esperar el comienzo de la página siguiente y entenderíamos algunas razones... Pero no, nos apresuramos a tirarlo todo.

Ahora bien, una obra es mucho más que eso.

En esos momentos de tensión, que volvamos a la grandeza de la portada de nuestro libro y observemos Quien lo firma con nosotros y nos sintamos más seguros.

Nuestro nombre está escrito dentro de Otro Nombre, mucho mayor e iluminado por la bondad infinita, perfecto y lleno de belleza.

Redacción del Momento Espírita, con base en el
Poema  Hoje eu não morri, de Nize Barrozo Prugner.
El 16.5.2022

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