Momento Espírita
Curitiba, 29 de Março de 2024
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ícone Un poema para el mundo

En aquella mañana helada de invierno, todos los ojos se volvían hacia Washington, capital de Estados Unidos.

No era sólo otra mañana helada de invierno en la capital norteamericana.

En aquellas horas de la mañana se renovaba el ritual democrático iniciado hace más de dos siglos en ese país: la toma de posesión de un presidente más, elegido democráticamente.

Las pompas y circunstancias, como cabe a esos eventos, aunque limitadas por la pandemia en este 2021, se hacían presentes.

Sin embargo, entre expertos políticos, reconocidos artistas, famosos y autoridades, surgió un rostro joven, de mirada gentil.

Asumió el púlpito y su figura esbelta, la belleza de su tez negra, impactada por el frío de la mañana, llamó la atención.

No más de veintidós años de edad, recién salida de la prestigiosa Universidad de Harvard, donde se graduó con honores en sociología, estaba a punto de recitar un poema de su autoría.

Y Amanda Gorman, la joven poetisa, proclamó al mundo:

Cuando llega el día, nos preguntamos, ¿dónde podemos encontrar luz en esta sombra interminable?

Cerramos la división porque sabemos que, para poner nuestro futuro en primer lugar, primero debemos poner nuestras diferencias a un lado.

Depongamos nuestras armas para que podamos extender nuestros brazos los unos a los otros.

No busquemos el mal, busquemos armonía para todos.

Dejemos que el mundo, al menos, diga que esto es cierto:

Que incluso cuando estábamos tristes, crecíamos;

Que aun sufriendo, teníamos esperanza;

Que incluso cansados, intentamos;

Que estaremos unidos para siempre, victoriosos, no porque nunca más conoceremos la derrota, sino porque nunca más sembraremos la división, otra vez.

La Escritura nos dice que imaginemos que todos se sentarán bajo su propia vid e higuera.

Y nadie nos asustará.

Si queremos vivir de acuerdo con nuestro propio tiempo, entonces la victoria no estará en la espada, sino en todos los puentes que hagamos.

Sus palabras se hicieron eco de aquel parlatorio para el mundo.

En las redes sociales, partes de su discurso fueron comentadas, encaminadas, marcadas, más que de cualquier otra autoridad o artista de prestigio presente.

Así sucede cuando escuchamos con el corazón.

 Era la posesión para el cargo más poderoso del mundo. El presidente de la nación con el ejército más grande del mundo.

Sin embargo, Amanda habló de paz, comprensión y armonía.

Nos invitó a bajar nuestras armas para poder abrazar a nuestro prójimo.

Y recordó que nuestra victoria estará en los puentes que construyamos y no en la espada que pueda herir.

Son las reflexiones que todos necesitamos hacer.

Vivimos días de agitación y falta de ética.

Días donde nos enriquecemos en los dolores atroces y la tumba de tantos.

Días donde la violencia y la barbarie parecen ser la tónica del comportamiento humano.

Pero no nos dejemos llevar por esa minoría ruidosa.

Los malos son osados, pero pronto perecerán, pues solo el bien y lo bello son permanentes.

Así, en los días de desánimo y tristeza, escuchemos el canto de la joven poetisa recordándonos que ya no conoceremos más la derrota, porque ya no sembraremos más la separación.

Redacción del Momento Espírita
El 25.10.2021.

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