Momento Espírita
Curitiba, 19 de Abril de 2024
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ícone La bendita moneda

¡El dinero no trae felicidad! - La frase está en boca de muchas personas y se repite muchas veces.

Ciertamente, el dinero, en sí mismo, no trae felicidad, de la misma manera que la belleza, el poder y muchos otros elementos en el mundo no constituyen la felicidad.

La felicidad tiene que ver con los propósitos de la vida, lo que elegimos para nosotros mismos, en términos de realización personal. Sin embargo, el dinero no es de ninguna manera prescindible.

Su ausencia, casi siempre, se convierte en un factor de desequilibrio y miseria con el que las multitudes son atormentadas.

Entonces, pensemos un poco más antes de repetir lo que muchos dicen.

El dinero, en sí mismo, no es ni bueno ni malo. Su validez deriva del uso que le damos.

Pensemos que bendita es la moneda que adquiere la medicina que salva vidas.

Bendito es el dinero que construye hospitales, apoya campañas humanitarias, promueve la educación de niños y jóvenes.

Bendita es la moneda que multiplica las bendiciones familiares a través del salario digno para el trabajador.

Bendito es el dinero que compra la leche y nutre al recién nacido.

Es él que promueve la investigación y estimula el progreso humano. Es él que construye puentes y une un extremo a otro. Es él que financia la cultura, las artes.

Es él que patrocina la protección de los animales y de la naturaleza.

El dinero no compra el cielo, pero puede generar simpatía en la Tierra, cuando es utilizado en las tareas del bien.

¿Quién puede vivir en la Tierra sin un refugio contra las intemperies, un techo para protegerse de la lluvia, del sol inclemente?

¿Quién puede vivir sin el alimento que nutre su cuerpo? ¿Quién puede curarse sin acceso a la cirugía, al tratamiento clínico, a la droga medicamentosa?

No nos olvidemos que Jesús bendijo las dos moneditas de la viuda en el tesoro público del templo.

También ensalzó el gesto de amistad de María de Betania, vertiendo el costoso perfume de nardo en Su cabello, rindiéndole homenaje.

Tanto es así que dijo que dondequiera que se predicara Su Evangelio, aquel gesto también sería recordado.

Perfume de nardo, comprado con dinero y guardado para una ocasión especial.

El dinero también se usa para esto: para decirle a un querido amigo que lo amamos mucho y queremos honrarlo, con nuestra presencia y mimos.

 ¿Quién no aprecia la delicadeza de una flor, una tarjeta, un pequeño regalo ofrecido en nombre de la ternura?

Aquél que se despoja de todo, diciendo que no quiere nada del mundo, de hecho, se convierte en una carga para la sociedad que debe proveer para su supervivencia.

Pensemos al respecto: ni tanto al mar, ni tanto a la tierra. Ni la tacañería que nos mantiene atados a la usura, ni el desprecio por la moneda que libera al enfermo del dolor, al hambriento de su necesidad, al analfabeto de su ignorancia.

No es lo importante tener demasiado o muy poco. Lo importante es saber cómo darle el destino correcto.

Por lo tanto, no maldigamos el dinero, un instrumento dócil en nuestras manos.

Que sirva con nosotros, bajo la inspiración de Cristo y transformemos nuestras posibilidades financieras en talentos valiosos en nuestro camino, cooperando en la difusión del bien en el mundo.

 

Redacción del Momento Espírita, basado en el cap.19, del libro
Leis morais da vida, del Espíritu Joanna de Ângelis, psicografía
de
Divaldo Pereira Franco,ed. LEAL; en los capítulos I y II del
libro
Dinheiro, por el Espíritu Emmanuel, psicografía de
Francisco Cândido Xavier, ed. IDE.
El 11.5.2020.

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