Momento Espírita
Curitiba, 29 de Março de 2024
busca   
no título  |  no texto   
ícone El Visitante más Ilustre

¿Qué hacemos cuando se anuncia la visita de una persona importante en nuestro país: un líder político, religioso, una autoridad de la ciencia, un artista?

Todos se preparan: los medios, televisión, radio y prensa destacan sus mejores reporteros, fotógrafos y editores para la cobertura total. Las autoridades del país anotan en la agenda la fecha prevista y reciben con todos los honores al ilustre visitante.

Le ofrecen presentes, lo llevan a sitios históricos, discursean, entre otras cosas, alabando su figura, su obra.

El pueblo se prepara para la recepción en el aeropuerto, se queda a la espera del paso de la comitiva por las calles, llevando banderas, flores o simplemente saludando, todo en una demostración incontestable de cuanto la persona es bienvenida al país.

Y mientras se prolonga su estancia, los medios de comunicación y el pueblo permanecen preparados en las inmediaciones donde él se hospeda, a la espera de un saludo, una salida a la terraza, de la oportunidad de una foto, un apretón de manos.

Son días agitados. Y cuando el visitante regresa a su país de origen, todos los que consiguieron fotos, un apretón de manos, un recuerdo cualquiera lanzado por él en alguna oportunidad, lo muestran a los amigos, lo publican en las redes sociales. Es una conquista, una alegría que será recordada muchas y muchas veces, que será contada y recontada porque la persona siente que fue un honor haber estado cerca, en aquel momento del discurso, del paso, de una bendición…

Será enseñada, año tras año: He estado con él. Asistí a la fiesta. He oído su discurso en directo. Él me saludó.

Recuerdos...

*    *   *

En días lejanos, en una Tierra convulsionada, una noche fue de especial grandeza.

Las estrellas brillaban con mayor intensidad y, en algún momento, una gran paz se cernió sobre todo el planeta.

Un astro apareció en el cielo, diferente, grande y de brillo más intenso que cualquier estrella. Un conglomerado de Espíritus reunidos.

Un coro celestial entonó la canción de la esperanza a los oídos de los que tenían oídos para oír.

Y los pastores dejaron sus rebaños en el campo... y sabios de Oriente dejaron sus países... para visitar a un Niño.

Era el más Excelso Rey, el Gobernador Planetario, el Cristo Solar.

Él había abandonado las estrellas temporalmente, para estar con Sus ovejas, Pastor Celestial como se autodenominó.

Tan importante visitante, sin embargo, que marcó su paso por la Tierra con acciones y palabras jamás antes realizadas y jamás antes dichas, no fue todavía reconocido por muchos.

Legó el mensaje más grande de todos los tiempos: Amaos los unos a los otros.

¿Cuándo nos daremos cuenta de que el Ser perfecto, único en su esencia, visitó la Tierra? Él vino para los Suyos, ofreció Su amor y espera con los brazos abiertos que nos acerquemos a Él.

Su estadía en nuestro planeta duró poco más de tres décadas y fue registrada por la sagacidad de un reportero especial, que escribió: Porque tanto Dios amó al mundo que le dio a su hijo único, para que todo aquel que crea en Él no perezca, sino tenga vida eterna.

Su biografía, condensada por cuatro personas, en diferentes épocas y estilos, fue traducida a casi todos los idiomas: lenguas muertas, lenguas vivas.

¿Quién de nosotros ya ha descubierto Su existencia, la enseñanza y lO adoptó como Modelo y Guía, reconociendo en Él al Maestro y Señor Jesús?

 Redacción del Momento Espírita, con
cita del Evangelio de Juan, cap. 3, verso 16.
En 11.4.2016.

© Copyright - Momento Espírita - 2024 - Todos os direitos reservados - No ar desde 28/03/1998