Momento Espírita
Curitiba, 19 de Março de 2024
busca   
no título  |  no texto   
ícone En los últimos diez años

En los últimos diez años nos dimos las manos y resolvimos caminar juntos.

No como uno solo, ya que como "dos" somos más grandes, más fuertes; nos apoyamos en las escaladas de los días, uno promoviendo al otro hacia lo Alto; nos amparamos en la inminencia  de cada posible caída, uno asegurando al otro.

Como "dos" somos diferentes y nuestras diferencias se complementan demostrando que puede haber armonía en el Universo, incluso cuando los pensamientos son distintos, incluso cuando las opiniones son opuestas.

En los últimos diez años comenzamos una vida dentro de una vida, porque nuestro encuentro fue un renacimiento.

¿Cómo era la vida antes del "nosotros"? ¿Antes de conocernos? Parece, a veces, un recuerdo de otra existencia, pues este nuevo vivir es tan vibrante, tan intenso, que diez años parecen casi cien.

En los últimos diez años nos hemos dado hijos... Y con ellos vinieron tantas cosas...

Vino la madurez, ya que tener esos seres bajo nuestra responsabilidad es una invitación a la madurez.

Volvimos a ser niños en muchos aspectos... en los mejores de ellos, por cierto...

Al sumergirnos todos los días en el mundo de los pequeños, volvemos a ser un poco como ellos. Despertamos a nuestro niño y a nuestra niña de ayer y jugamos los cuatro juntos, felices...

Con la llegada de los hijos se fue un poco de nuestro egoísmo... Sí, ahora parece mucho más natural pensar en el otro y olvidarnos un poco de nosotros.

Vivimos en función de ellos y eso nos hace bien, nos completa, nos trae alegría, no por la idea de una recompensa, pues no nos preocupamos por eso, sino por la simple posibilidad de servir...

En los últimos diez años hemos creado una nueva familia y ya comenzamos a comprender la palabra "legado".

En los últimos diez años hemos aprendido que si uno no oye al otro, el amor se queda sordo.

En los últimos diez años el amor cambió de color, de olor, de gusto, de tacto. El amor se transmutó, pero nunca dejó de ser amor... y nunca dejó de crecer.

En los últimos diez años… yo siempre quise volver a casa para verte...

*    *   *

La unión permanente de dos seres es un progreso en la marcha de la Humanidad.

Es un gran golpe al egoísmo y el orgullo, cuando nos tomamos en serio ese compromiso valioso e intenso que nos alza a los más altos vuelos de la evolución.

La solidaridad fraterna que él establece nos invita a pensar en el otro, a considerar al otro, a entregarnos espontáneamente.

Diez, treinta, cincuenta, setenta años de matrimonio en armonía, incluso pasando por numerosas tribulaciones – todavía muy naturales en el mundo – representa la victoria del amor sobre las tinieblas, la victoria de la luz sobre las sombras.

*    *    *

Cree en tu matrimonio. Cree en el amor maduro que lo soporta y lo supera todo.

No crees ilusiones de relaciones perfectas en un mundo de seres imperfectos. No crees demasiadas expectativas. No esperes nada del otro. Espera de ti mismo.

Sorprende, encanta, marca tu historia, ama intensamente y haz inolvidables tu vida y la vida del otro.

Redacción del Momento Espírita, basado en el texto
 
Nos últimos  dez anos, de Andrey Cechelero.
En 9.9.2015.

© Copyright - Momento Espírita - 2024 - Todos os direitos reservados - No ar desde 28/03/1998