Momento Espírita
Curitiba, 24 de Abril de 2024
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ícone Las moradas del Padre

¿Alguna vez te has sorprendido mirando el firmamento en la noche y te has encantado con las estrellas? ¿Te has parado a pensar el porqué de tantos puntos luminosos en el espacio?

Los pueblos antiguos, intrigados por la belleza y el brillo de esos soles, crearon leyendas. Hablaban que las estrellas eran gotitas de sudor del gran Creador.

Después de realizar la labor de la Creación, Él pasó la mano en Su frente, retiró el sudor y lo lanzó al espacio.

Porque creían que la Tierra estaba revestida por una bóveda cerrada, muchos pensaron que los puntos luminosos eran agujeritos en el cielo, por donde la luz se filtraba. Al igual que una tela raída, colocada contra el sol.

Hoy sabemos que las estrellas son soles y no están colocadas en el firmamento para nuestro exclusivo deleite.

Se afirma que son dos mil quinientas que pueden ser observadas a simple vista. Y seguro que deben tener un objetivo serio, racional para que existan. ¿Por qué Dios crearía algo  improductivo?

Más allá de las estrellas hay mundos y sistemas diseminados en el espacio.

La Tierra está lejos de ser un planeta de los más importantes en el contexto universal.

Nuestro Sol es una estrella de quinta magnitud. Existen muchos soles más poderosos que el nuestro.

Son tantos que, si consideramos dos planetas por cada uno de ellos, podemos contar doscientos mil millones en nuestra galaxia.

En el concierto de las probabilidades, si sólo el uno por ciento de ellos tuviera las mismas condiciones y edades de la Tierra, tendríamos dos mil millones de planetas con las mismas condiciones de aquel en el que vivimos.

Uno se pregunta - ¿Por qué no pueden estar habitados?

Considerando que hay planetas mucho más antiguos que la Tierra, podemos pensar que existen mundos más avanzados. Poseedores de mayores conocimientos, de más conquistas.

Afirmar que la vida inteligente no es patrimonio exclusivo de nuestro pequeño planeta no es extraordinario, ni temerario.

No repugna ni a la inteligencia, ni a la cultura. La pluralidad de los mundos habitados fue enseñada por Jesús: las muchas moradas del Padre. Si así no fuera - afirmó - Yo os lo hubiera dicho.

Contemplando esos nidos luminosos en el cielo, el alma sueña con la evolución y se llena de esperanza.

¿Cuántos de ellos conoceremos un día? Hogares en que hemos vivido. Hogares en que viviremos. Océanos del saber y del arte, por ahora impenetrables.

La doctrina de la pluralidad de los mundos habitados es de fraternidad.

 Se comprende mejor la Sabiduría Divina, se entiende como la inmensa Humanidad se encuentra esparcida en muchos mundos. Se piensa en la fraternidad universal.

*   *   *

¿Sabías?

¿Sabías que si tomásemos un vehículo que se moviese con la velocidad de la luz, que partiese de la Tierra para alcanzar el extremo de nuestra galaxia, gastaríamos la bagatela de cincuenta mil años luz?

Y no te olvides: la velocidad de la luz es de trescientos mil kilómetros por segundo.

¿Ya has imaginado qué inmenso Universo tenemos para conocer y recorrer?

¿Cuántas vidas tardaremos para llegar a mundos mejores? No importa.

Un día, esas moradas resplandecientes del Padre nos servirán de hogar, como hoy nuestra Tierra nos recibe y sustenta.

 

Redacción  del Mundo Espírita, basado en el capítulo 2 del libro
No limiar do Infinito  por el Espíritu Joanna de Angelis,
psicografía de Divaldo Franco, ed. LEAL.
En 12.1.2015.

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