Momento Espírita
Curitiba, 23 de Abril de 2024
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ícone Los mansos heredarán la Tierra

En su famoso Sermón de la Montaña, Jesús enunció una serie de bienaventuranzas.

Una de ellas se refiere a los mansos, que heredarán la Tierra.

Es interesante observar que los bienes del mundo son tomados habitualmente por los astutos y violentos.

A lo largo de la Historia existen incontables ejemplos de rapiña,  esclavitud y violencia cometidos por los llamados fuertes.

Los pueblos más pacatos y ordenados son siempre las víctimas favoritas.

En el ámbito individual, aquel que no es muy dado a la violencia y a la arbitrariedad también es más mirado por los astutos.

Hasta ahora, esa felicidad de los mansos no fue correctamente entendida y percibida.

El Espiritismo arroja luz sobre el tema, al enseñar acerca de la pluralidad de los mundos habitados.

Según esa lección, el nivel evolutivo de los mundos está relacionado con los Espíritus que viven en ellos.

Existen los mundos primitivos, en los cuales ocurren las primeras encarnaciones.

Existen los de pruebas y expiaciones, en que renacen seres intelectualmente evolucionados, pero todavía viciosos.

Existen los de regeneración y paz, los felices y los celestiales o divinos.

La Tierra de la actualidad figura entre los de pruebas y expiaciones.

Eso significa que en ella encarnan Espíritus con significativa evolución intelectual, pero con moralidad vacilante revelada por innumerables vicios y pasiones.

La experiencia terrenal se destina a promover las expiaciones y las pruebas.

Las expiaciones son tránsitos dolorosos destinados a hacer surgir el arrepentimiento en lo íntimo de quien se hizo vicioso.

Las pruebas son exámenes para medir la constancia en el bien y el vigor en la lucha.

En ese contexto, es normal que la vida sea trabajosa y difícil.

A excepción de los misioneros del amor, los habitantes del planeta luchan  contra ellos mismos en el proceso de aprendizaje y sublimación.

Pero lo importante es que la transición hacia el mundo de regeneración y paz está próxima.

Se trata del fin de los tiempos de angustia.

Por ahora, los Espíritus más rebeldes se encuentran mezclados con los demás.

Es por intermedio de ellos que son aplicadas las pruebas más duras a los candidatos para la paz.

En el contacto con las criaturas difíciles, estos desarrollan la paciencia,  la compasión, la serenidad y la fe en Dios.

Al final, los mansos realmente heredarán la Tierra.

Porque quien persista en el mal, quien insista en ser violento y astuto será desterrado.

Vivirá en mundos inferiores, donde su inteligencia será muy valiosa.

En ellos, al contacto con seres primitivos, aprenderá la lección del amor que rechazó aquí.

Cuando se regenere, volverá a  convivir con sus amores que se quedaron en la Tierra.

Consciente de esa realidad, presta atención a tu vivir.

¿Figuras entre los candidatos a la paz o entre los que, por su egoísmo, sirven a la purificación de los mansos?

Piensa en eso.

Redacción del Momento Espírita.
En 28.11.2014.

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