Momento Espírita
Curitiba, 26 de Abril de 2024
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ícone El amor que se queda

Fue en un hospital oncológico que se dio la lección. La niña tenía once años y luchaba desde los nueve contra la enfermedad insidiosa.

Nunca vaciló. Lloraba sí, pero no vacilaba. Tenía miedo en sus ojos, pero entregaba su brazo a la enfermera y con una lágrima decía:

¡Hazlo tía, es necesario! Había confianza y determinación en el gesto y en la palabra.

Cierto día, cuando el doctor fue a verla en su habitación en el hospital, ella estaba sola. Él preguntó por su madre. Y oyó la respuesta que, según dice él,  hasta hoy  recuerda con profunda emoción:

Tío, mi madre a veces sale de la habitación para llorar  a escondidas  en los pasillos.

Cuando yo me muera, creo que  me va a extrañar mucho. Pero yo no tengo miedo de morir.

¡Yo no nací para esta vida!

Al pensar en lo que representa la muerte para los niños que ven a sus héroes morir y resucitar en las series y películas, el médico le preguntó:

¿Y lo que es la muerte para ti,  mi querida?

Mira, tío, cuando somos pequeños, a veces dormimos en la cama de nuestro padre y al otro día nos despertamos en nuestra habitación, en nuestra propia cama, ¿verdad?

Así es, él concordó, recordando lo que hacía con sus hijas de dos y seis  años.

Voy  explicarte lo que sucede, continuó ella. Cuando dormimos, nuestro padre viene y nos lleva en brazos a nuestra habitación.

¡Yo no nací  para esta vida! Un día me voy a dormir y Mi Padre  vendrá por mí. Voy a despertarme en Su casa, en mi vida real.

¡Qué hermoso cuadro! ¡Qué extraordinaria lección  de ese Espíritu prisionero de un cuerpo tan joven y sufrido.

El doctor estaba sorprendido, no sabía qué decir delante de tanta sabiduría.

Pero la niña no había terminado aún.

Mi madre  me extrañará mucho,  agregó ella.

Con un nudo en la garganta y conteniendo una lágrima y un sollozo, el médico le preguntó:

¿Y  qué  significa  para ti extrañar, mi querida?

¿No sabes, tío? Extrañar es el amor que se queda.

*   *   *

La niña ya se fue hace muchos años. Aún hoy cuando el experimentado médico mira al cielo y ve una hermosa estrella imagina que es ella, su pequeña paciente en su nueva y brillante casa. La casa del Padre.

*   *   *

Cuando la muerte llegue con sus fríos brazos y lleve uno de nuestros amores, pensemos que es el Padre que lo abraza con ternura y lo lleva a Su casa.

Es el Padre que viene con cariño a recogerlo para quedarse con Él, pues lo ama mucho.

Y pensemos que más adelante nosotros podremos ir también, puesto que todos los que estamos en la Tierra seremos llevados por el Padre hacia el mundo espiritual.         

Mientras tanto, cultivemos la dulzura de la nostalgia en nuestro corazón.

La nostalgia... El amor de nuestros amores que se quedó...

 

Redacción del Momento Espírita basado en una crónica
que circula por Internet, que se atribuye al Dr. Rogério
Brandão, médico oncólogo de Recife, Pernambuco – Brasil.
En  1.8.2013.

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