Momento Espírita
Curitiba, 29 de Março de 2024
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ícone Lecciones de amor y perdón
 

El mundo conoció el drama de la mujer nigeriana que, por haber concebido fuera del matrimonio, fue condenada a morir apedreada.

Su historia conmovió al Mundo, pero pocos saben los detalles.

Pocos saben que ella, a los 13 años fue dada en matrimonio, por los padres, a un hombre de más de 50 años.

Después de tener a cuatro hijos, fue repudiada por ese marido, con la excusa de que no había cuidado de forma eficiente a los niños, permitiendo que dos murieran.

En realidad, de varicela, en una región desolada, en la sabana nigeriana, con total falta de recursos.

Cuando el médico llegó, era demasiado tarde.

Más tarde, se casó tres veces más, y tuvo siete hijos en total.

Conforme a la Ley Islámica, fue repudiada dos veces más y, del último marido, fue ella la que pidió el divorcio.

Un primo lejano, de la familia de su padre empezó a cortejarla.

Siempre que ella salía, él la encontraba. Le decía cosas amables, bonitas, que la fueron seduciendo.

Le prometió matrimonio. Ella creyó que había encontrado la felicidad.

Cuando quedó embarazada, feliz, le dio la noticia. Él le aconsejó hacer un aborto clandestino, que ella no aceptó.

Cuando el embarazo no se podía más ocultar, la denunciaron a la Corte Islámica.

¿Quién la denunció? No fueron los vecinos, amigos o curiosos. Fue su hermano. El hermano más querido.

Aquel que ella, cuando niña, había cuidado, llevando atado a la espalda muchas veces.

El drama vivido por esa mujer fue pungente. Humillada varias veces, cuando se emitió su sentencia de muerte, su mayor pesar fue que su hijita, Adama, se quedaría sin una madre.

Dos grandes lecciones esa mujer dejó al Mundo.

La primera, es que el fruto da su relación con el hombre que la abandonó, el motivo de su sentencia de muerte, es amado por ella intensamente.

En ningún momento dejó de mirar a la niña con ojos de mucho amor.

Aun condenada a la pena capital, continuó a amamantarla, acariciarla, considerándola un regalo de Dios.

Mi hija me da fuerzas, ella es m aliento. - decía.

Otra gran lección es la del perdón incondicional. Cuando se emitió su sentencia, el hermano que la había denunciado fue a visitarla.

Sin esperar que él hablara, ella se asomó y lo abrazó.

Él estaba arrepentido de lo que había hecho. Dio oídos a amigos, no pensó en las consecuencias finales.

Se mezclaron las lágrimas. Él se ofreció para ayudar a pagar al abogado que haría la apelación ante la Corte Islámica.

Safiya fue perdonada. Considerada inocente.

Gracias al esfuerzo del abogado y de la gran presión internacional.

Su historia ayudará, en su país, a otras mujeres, seguramente.

Sus lecciones de amor, de perdón, sin embargo, son un ejemplo para todo el Mundo.

 

Curiosidades

 

Safiya vive en la misma aldea, al norte de Nigeria. Se volvió a casar.

Un periodista italiano transformó en libro su historia. Parte de los ganancias obtenidas de la venta del libro se donaron a un proyecto de apoyo y asistencia a las mujeres y niños nigerianos.

Todo se realizó por una ONG italiana, fundada en 1965. En total, esa ONG trabaja en 36 países de África, América Latina, Asia y en los Balcanes, abarcando casi 1.800 operadores.

La solidaridad no tiene fronteras.

 

Redacción del Momento Espírita, basada en el libro Eu, Zafia, de Raffaele Masto, ed. Verus.
En 31.01.2011.

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