Momento Espírita
Curitiba, 25 de Abril de 2024
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ícone Regatear la adversidad
 

La capacidad del ser humano de superar las adversidades es increíble. Y determinados ejemplos nos hacen creer que el ser humano todavía no ha descubierto todo de lo que es capaz.

También nos sirven de ejemplos para nuestras propias vidas. Uno de esos es el pianista João Carlos Martins.

Empezó a estudiar el piano a los 8 años de edad. Tras 9 meses de clase vencía, con honor, el concurso de la Sociedad Bach de São Paulo. Un prodigio.

Rápidamente desarrolló una carrera de pianista internacional. Tocó en las principales salas de concierto del mundo.

Se dedicó a la obra de Bach.

En el auge de su fama, sufrió un gran revés. Al jugar al fútbol, su otra pasión además de la música, cayó sobre su propio brazo. El accidente lo privó de los movimientos de la mano.

Para cualquier persona, una tragedia. Para él, un desastre total. Pero no se dio por vencido.

Se sometió a cirugías, dolorosas sesiones de fisioterapia, inyecciones en la palma de la mano.

Y volvió al piano y a las mejores salas de concierto. Con dolor y con pasión.

Pero la persistencia de Martins volvería a comprobarse. Años más tarde, víctima de un asalto en Bulgaria, fue violentamente agredido.

Como consecuencia, se le afectó el movimiento de ambas manos.

Para recuperar sus herramientas de trabajo, volvió a las salas de cirugías y a la fisioterapia.

Consiguió volver al amado piano una vez más. Finalmente, en 2002, la secuela de las lesiones venció. La parálisis definitivamente dominó sus dos manos.

Era el fin de un pianista.

Se alejó del piano, no de su gran pasión, la música.

A los 63 años de edad, fue a estudiar regencia. Dos años después rigió la  Orquesta Inglesa de Cámara, en Londres.

En un concierto, en São Paulo, sorprendió otra vez. Rigió la Novena Sinfonía de Beethoven, totalmente de memoria.

Necesitó memorizar todas las notas de la obra por ser incapaz de dar la vuelta a la página de la partitura.

El público rompió en aplausos.

Sin embargo João Carlos Martins aún tenía una sorpresa más para el público, aquella noche.

Pidió que subieran un piano por el ascensor del escenario. Y, con solo tres dedos que le quedaban, tocó una pieza de Bach.

La Aria para la Cuarta Cuerda fue originalmente escrita para el violín. Es una pieza musical en la que el violinista usa solamente la cuerda sol para ejecutar la bella melodía.

Bueno, Martins la ejecutó al piano con tres dedos.

Y, aunque no fuera su intención, la impresión que quedó en el aire es que todos los presentes se sintieron muy pequeños ante la grandeza de João Carlos Martins.

*   *   *

Como Martins, existen muchos ejemplos.

Criaturas que han estropeado su instrumento de trabajo y salen adelante, sin rendirse a la adversidad.

Recordamos a Beethoven, compositor, perdiendo la audición y, ni por esas deja de componer.

De Helen Keller, ciega, sorda, muda convirtiéndose en la primera persona con triple deficiencia a conseguir un título universitario.

Se hizo oradora, portavoz de los deficientes, escritora.

Piensa en eso y no te dejes jamás abatir porque la adversidad lo abraza.

Piensa: la puedes vencer. Véncela.

 

Redacción del Momento Espírita basada en la biografía de João Carlos Martins, recogida en pt.wikipedia.org.wiki/joão_carlos_martins.
En 24.01.2011.

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