Momento Espírita
Curitiba, 26 de Abril de 2024
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ícone Conquistador Incomparable
 

Los conquistadores se rodean de legiones de mercenarios y soldados. Establecen estrategias de combate y planes osados de conquistas.

Los conquistadores acumulan tesoros de la Tierra y con ellos pretenden esparcir su poder.

Aquellos que los siguen lo hacen aguardando recompensas generosas. O quizás, para obtener cargos que les conferirán igualmente poder y dinero.

Él fue un Conquistador diferente. Llegó siendo anunciado inicialmente a los corazones sencillos y oídos atentos. Desde mucho tiempo esperado, tuvo Su identidad confirmada en diversas oportunidades.

Su Padre envió un Mensajero especial para anunciar Su nacimiento y un coro magnífico coronó de esplendor la noticia auspiciosa.

En una noche casi fría, envuelto en paños, bajo la luz de una estrella brillante, Él Se hizo presente entre los hombres.

Se mostró a la orilla de un río entre personas rudas, pero esperanzadas. Tuvo como precursor un mensajero de voz vigorosa, que decía haber venido al mundo para allanar las veredas del Señor.

El nombre de ese mensajero era Juan.  HabiéndoLo identificado Le envió los dos primeros apóstoles, consciente que Él era el Cordero de Dios, el Mesías cantado por el pueblo, la esperanza de la Humanidad.

Los conquistadores desean hombres adiestrados en armas y seleccionan sus seguidores entre aquellos que demuestran agilidad, precisión y eficacia.

Él escogió hombres del pueblo. Pescadores de la Galilea, un letrado, un vendedor de quincallerías, un adolescente apasionado por las noticias del Cielo.

Doce de ellos compusieron Su colegio más cercano. Enseñó a otros setenta y dos el arte de la comprensión y de la paz interior, eligiéndolos como mensajeros de Su llegada.

De dos en dos, fueron delante anunciando a los pueblos y ciudades cercanos que el Reino de Dios se acercaba. Y que el Hijo del Rey ya se encontraba entre ellos.

Todo se preparaba para que a Su llegada el pueblo Lo aguardase en la expectativa de la Buena Nueva que Él traería.

Estratega excelso, planificó con detalles el trato con los simples y los poderosos.

Estuvo en la plaza, en los caminos, en los montes, en el valle. Pregonó en las sinagogas, en el templo suntuoso de Jerusalén, en las casas de aquellos que Lo acogían.

Difundió Su palabra, alertando a los que tuviesen oídos de oír  que escuchasen.

A nadie constriñó a seguirLo. Su invitación era para la paz. Quien la desease que Lo siguiese.

Hizo amigos por dondequiera. En Betania era acogido con todo el amor por los hermanos Marta, María y Lázaro.

En su paso por los parajes de Tiro y Sidón el hogar de un amigo generoso Lo acogió.

Un tal Simeón Le ofreció un banquete casi en vísperas de Su arresto y muerte. Un anuncio de despedida.

Jesús. Nadie que Lo igualase. Nadie que realizase con tanta dulzura y firmeza la conquista de tantos corazones.

Pasaron veinte siglos de Su retorno al Mundo Espiritual y Su presencia permanece viva en los corazones.

Su vida, Sus actos, Sus hechos son narrados, estudiados en detalles por todos aquellos que están ávidos por Su paz tan cantada.

Jesús, un Conquistador Incomparable. SigámosLo.

 

Redacción del Momento Espírita.
En 15.07.2009.

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