Momento Espírita
Curitiba, 25 de Abril de 2024
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ícone El testamento
 

¿Ya has redactado tu testamento? ¿Ya has decidido a quien dejar tus bienes cuando la muerte llegue para arrebatarte la vida física?

¿Alguna vez has pensado en cuantos trastornos evitarás si la división de los bienes que posees es decidida por ti mismo, mientras gozas de tus facultades mentales y la salud te sonríe, bendiciéndote los días?

Cuando reflexiones acerca de la división de tus bienes eligiendo herederos, piensa en todo lo que puedes trasmitir a tus hijos desde hoy.

Antes que la muerte robe tu presencia física del hogar donde tus hijos crecen sanos, ante tu mirada amorosa, medita en los valores que son imperecederos y que debes legarles.

Piensa en el valor de la honestidad. ¿Ya has enseñado a tu hijo a ser honesto?

Y ser honesto no quiere decir solamente no apropiarse de aquello que no le es debido. Significa mucho más.

Al conversar con tus hijos, estimúlales a ser honestos en todas las circunstancias.

No copiando en los exámenes, no mintiendo aunque sea para ganar en el  fútbol con los amigos.Decir toda la verdad aunque resulte en dificultades.

Y no distorsionar la verdad, por poco que sea,  para que no suene tan mal, o mentir para protegerse.

Como el mejor método de enseñanza es el ejemplo, no te olvides de ejemplificar siempre con tu propia conducta.

¿Y el coraje? ¿Ya lo has demostrado o  intentaste instruir a tu hijo?

Coraje es la osadía para intentar realizar cosas buenas, sin embargo difíciles. Coraje es la fuerza para no hacer lo que todos hacen, sino decir no, mantener tu postura e incluso influenciar positivamente a los demás.

Coraje significa ser fiel a tus convicciones y seguir los buenos impulsos, aunque parezcan desconcertantes o inconvenientes para los demás.

Coraje para demostrar los propios sentimientos, ser afectuoso, ser amigo.

Coraje para hacer lo que es cierto, aunque sea en solitario.

En verdad, esos son valores que no podrás de ninguna manera legar en el testamento.

Incluso porque, cuando ya no estés físicamente al lado de tus hijos, habrá transcurrido la oportunidad de su educación.

De esa manera, aprovecha cada día de la vida a su lado y háblales sobre el respeto.

Respeto a la vida, a los padres, a los ancianos, a la naturaleza, a las creencias y derechos de los demás.

Háblales de la gran diversidad de sentimientos de los seres humanos y enséñales a respetar a todos.

Si desde ahora te empeñas en trasmitir valores verdaderos a tus hijos, guarda la seguridad de que si te mueres sin haber dejado bien documentadas tus últimas voluntades, ellos sabrán qué hacer.

Más que eso: actuarán con dignidad, atendiendo a las lecciones que les fueron trasmitidas.

Y si eres de los que afirman que nada tienen de bienes materiales para legar a los hijos, ministre desde ahora las lecciones del bien, de la honradez, para que, cuando te vayas, puedas partir con la conciencia tranquila, demostrándoles que cumpliste con tu deber de padre y educador con mucha propiedad.

Es posible que no dejes recursos amonedados, pero habrás legado al mundo lo que más necesita: hombres de bien.

*   *   *

Tus hijos podrán crecer y desarrollar valores distintos a los tuyos y a los que intentaste enseñarles.

Sin embargo, tu mensaje de valores permanecerá indeleble en sus mentes. En su momento, ellos lo recordarán y lo utilizarán, aunque sea en los días avanzados de sus vidas, después de haber cometido errores y desaciertos.

Por lo tanto, no permitas que se pierda la oportunidad de ese momento.

Redacción del Momento Espírita.
En 30.03.2009.

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