Momento Espírita
Curitiba, 20 de Abril de 2024
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ícone El yugo suave
 

Jesús afirma en un conocido pasaje del Evangelio lo siguiente:

Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os aliviaré.

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas, porque suave es mi yugo y ligera mi carga.

La invitación es tentadora, pues el Maestro promete alivio para los dolores humanos.

También garantiza descanso  para las almas al afirmar que su yugo es suave y su carga ligera.

En un mundo turbulento, alivio, descanso, docilidad y ternura son tesoros auténticos.

En medio de la inquietud de la vida moderna es posible ser rico de todo, menos de paz.

A veces, las tareas y los compromisos surgen aplastantes.

En la búsqueda del éxito y los bienes materiales las personas pierden la noción de lo que realmente es importante.

Las horas de trabajo son multiplicadas, tal vez sin necesidad.

Para comprar un automóvil nuevo o una casa más grande, se sacrifica un tiempo precioso de descanso o meditación.

La convivencia familiar se transforma en algo secundario.

Se garantiza a los hijos el acceso a las mejores escuelas, pero se descuida de transmitirles valores.

Los jóvenes son instruidos, pero no educados.

Para obtener lucros mayores los profesionales ignoran la ética.

Mientras ganan mucho dinero, pasan a avergonzarse de sí mismos.

Con el objetivo de tener compañía, aunque temporaria, muchas mujeres abdican de su dignidad femenina.

Para aparentar modernidad los jóvenes aceptan probar cigarrillos, bebidas y drogas.

Todo parece valer la pena, desde que logre anteponerse a los ojos ajenos como bien sucedido.

Sin embargo, el alma permanece carente de paz.

Las conquistas materiales cintilan, pero sus poseedores se enferman, desarrollan problemas del sueño y los más variados disturbios psicológicos.

Son ricos de cosas y de distracciones, y  lamentables en su desequilibrio.

Están conquistando el mundo, pero perdiéndose  a sí mismos.

En ese contexto turbulento conviene recordar las palabras de Cristo.

Él ofreció alivio, descanso, docilidad y ternura.

Son tesoros genuinos que nadie puede robar.

Oscilaciones de las Bolsas de Valores, desempleo, enfermedades y traiciones, nada logra afectar el verdadero equilibrio espiritual.

Quien adquiere paz de espíritu jamás la pierde.

Pero es importante observar que Jesús no solo hizo el ofrecimiento.

También nos recomendó que aprendiésemos con Él, que es manso y humilde de corazón.

O sea, es necesario seguir los ejemplos de Cristo para vivir en paz.

Él enfatizó la importancia de la afabilidad y de la humildad.

Así, para no perderse en las ilusiones del mundo, importa mantenerse humilde.

Igualmente, conviene desarrollar la afabilidad y no imaginarse en combate feroz con nuestros semejantes.

No es necesario vencer a nadie para ser feliz.

Instruirse y trabajar, porque eso es necesario en la vida.

Pero no desperdiciar el tiempo en disputas vanas o ilusiones pasajeras.

Jamás permitir corromper la propia esencia, aún delante de las mayores tentaciones.

Teniendo dudas acerca de la conducta correcta, recordar la figura digna y sabia de Jesús.

Tener en mente los ejemplos sublimes de Cristo es el mejor antídoto contra las ilusiones que nos causan sufrimientos.

Muchas veces no es fácil seguirlos, pero ellos constituyen un yugo suave en la medida que propician la paz verdadera.

         Piensa en eso.

Redacción de Momento Espírita.
En 02.02.2009.

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