Momento Espírita
Curitiba, 26 de Abril de 2024
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ícone Saliendo del pozo

 

 

Cuenta una leyenda china que en el fondo de un pozo pequeño, pero muy profundo, vivía un sapo.

Lo que él conocía del mundo era el pozo y un trocito del cielo que conseguía mirar por la abertura a lo alto.

Cierto día, otro sapo se acercó a la orilla del pozo.

¿Por qué no bajas y vienes a jugar conmigo? Es muy divertido aquí. - Invitó el sapo desde abajo.

¿Qué hay ahí? - preguntó el de arriba.

Todo: agua, corrientes subterráneas, estrellas, luces y hasta objetos voladores que vienen del cielo.

El sapo de la tierra suspiró.

Amigo, no sabes nada de nada. No tienes idea de lo que es el mundo.

Al sapo del pozo no le gustó la observación.

¿Quieres decirme que existe un mundo más grande que el mío? Aquí vemos, sentimos y tenemos todo lo que existe en el mundo.

Pues, te engañas, dijo el otro. Solamente estás mirando el mundo a partir de la abertura del pozo. El mundo aquí afuera es inmenso.

El sapo del pozo se quedó muy enfadado y fue a preguntar a su padre si aquello era verdad.

¿Habría un mundo más grande allá arriba?

El padre confirmó. Sí, había otro mundo con mucho más estrellas de lo que se podía ver desde allí.

¿Por qué nunca me lo has contado? - preguntó el sapito, decepcionado.

¿Para qué? Tu destino es aquí abajo en este pozo. No hay como salir.

¡Yo puedo! ¡Yo puedo salir! - dijo el sapito.

Y saltó, saltó y se esforzó. El pozo era muy profundo, la tierra estaba muy lejos y luego él se cansó.

Eso no resultará, hijo - volvió a decir el padre. Yo he intentado toda mi vida. Tus abuelos hicieron lo mismo. Olvídate del mundo de arriba. Conténtate con lo que posees o vivirás siempre infeliz.

¡Quiero salir! ¡Quiero mirar el mundo allá afuera! - lloraba el sapito.

Y se quedó toda su vida intentando huir del pozo oscuro y frío. El mundo grande allá arriba era su sueño.

*   *   *

Un campesino pobre de apenas ocho años de edad no se cansaba de oír esa leyenda de los labios de su padre.

Viviendo en la época de la revolución cultural en la China de Mao Tsé Tung, el niño tenía hambre, frío y toda suerte de privaciones.

Padre, ¿estamos en un pozo? - preguntaba.

Depende del punto de vista. - respondía el padre.

Muchas veces el niño se sentía como el sapo en el pozo, sin salida.

Pero enviaba mensajes a los Espíritus. Pedía vida larga y felicidad para su madre.

Pedía por la salud de su padre pero, más que todo, pedía para salir del pozo oscuro y profundo.

Soñaba con cosas bellas que no poseía. Pedía comida para su familia.

Pedía que le sacaran del pozo para que él pudiese ayudar a sus padres y hermanos.

Él pedía y soñaba. Se dejaba llevar por su imaginación hacia muy lejos.

Cierto día, una posibilidad muy remota cambió totalmente el curso de su vida.

Él fue escogido entre centenares de campesinos para participar de algunas de las mayores compañías de ballet del Mundo.

Vendría a ser amigo del Presidente y de la Primera Dama, de celebridades del cine y de las personas más influyentes en los Estados Unidos.

Se tornó una estrella: el último bailarín de Mao Tse Tung.

Li Cunxin salió del pozo.

*   *   *

¡Nunca dejes de soñar! Nunca abandones tus ideales. Mantén valor en tu corazón y vivas tus esperanzas.

El mañana es siempre un día a ser conquistado.

¡Piensa en eso!

Redacción del Momento Espírita con base en el capítulo 3 del libro
Adeus China – O último bailarino de Mao, de Li Cunxin,
editora Fundamento, Brasil.
En 02.02.2009.

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