Momento Espírita
Curitiba, 18 de Abril de 2024
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ícone El valor de la fe

        En varios pasajes del Evangelio, Jesús destaca la importancia del valor de se probar la propia fe.

        Por ejemplo, en determinado punto de la narrativa evangélica, el Cristo afirma que nadie debe avergonzarse de Él y de Sus palabras.

        De las exhortaciones del Maestro, se extrae que no basta creer en algo.

        El hombre debe vivir en conformidad con  sus creencias.

        Esposar un ideal es muy poco.

        Es necesario ser fiel a ese ideal.

        En un mundo corrompido, la fidelidad a una concepción de vida más pura no es normalmente fácil.

        Los ejemplos que se recibe diariamente son bastante tristes.

        La Humanidad vive un periodo de grave crisis moral.

        Bajo el nombre de libertad, impera el libertinaje.

        A título de diversidad de costumbres, las criaturas se permiten los más raros abusos.

        Hay innúmeros deshonestos ocupando elevados cargos y viviendo en el lujo.

        Seres viciosos posan de modelo para la sociedad.

        Muchos artistas bonitos, pero livianos y desequilibrados, dictan modas y tendencias de comportamiento.

        La promiscuidad y el cambio constante de novios o maridos no chocan más.

        En ese contexto, ser sobrio, trabajador, honesto y responsable parece casi exótico.

        El hombre poco reflexivo puede sentirse tentado a seguir la ola de la modernidad.

        Entretanto, es necesario ponderar un poco.

        Hábitos que destruyen la integridad física y síquica, el hogar y la propia dignidad de quién los adopta no pueden ser sanos.

        La corrupción dilacera la sociedad.

        A ella se la implica el desvío de dinero que podría salvar y mejorar innumeras vidas.

        La promiscuidad sexual deja un rastro de desencanto y enfermedad en las vidas de quién se las adopta.

        Delante de un Mundo conturbado y violento, el hombre necesita reflexionar a respeto de sus ideales.

        ¿Cuáles son los valores que se consideran necesarios para una vida harmoniosa y sana?

        Identificados esos valores, se nos imponen la fidelidad.

        Lo que no vale es vivir al sabor de las circunstancias, como un animal que se guía por el movimiento de la manada.

        La inteligencia es un don demasiado precioso para ser desperdiciado.

        Urge lanzar una mirada crítica sobre los hábitos de la sociedad y meditar sobre ellos.

        ¿Si todos adoptasen determinado patrón de comportamiento, será posible una convivencia pacífica y provechosa?

        ¿Cierto naipe de conducta es loable?

        ¿Sería agradable ver a los propios hijos o padres viviendo de manera disparatada?

        ¿O ver a un ente querido sufriendo las consecuencias de la conducta inconsecuente de otro?

        Lo que no es bueno y honroso, lo que torna infelices los demás debe de ser combatido.

        Ahí surge la necesidad de ser valeroso.

        Vivir de acuerdo con padrones mundanos es fácil.

        Difícil es esposar ideales nobles y vivir con nobleza.

        Ser fiel a un Ideal no implica tornarse conversor compulsorio de los semejantes.

        La libertad de consciencia es un imperativo de la vida en sociedad.

        Entretanto, respetar la libertad de los demás no significa ser connivente con sus equívocos.

        Para vivir en paz es necesario aprender a convivir con el diferente.

        Pero vivir pacíficamente no es sinónimo de ser pasivo.

        En ciertos momentos, la omisión es un escándalo.

        Siempre que llamado a dar opinión sobre una cuestión ética, es importante ser honesto, pero manteniendo la gentileza.

        Si la opinión no agradar, paciencia.

        Delante de conductas que perjudican inocentes o el patrimonio público, se debe actuar en la defensa del bien y de la ética.

        En todo y cualquier caso, actuar correctamente, mismo en prejuicio de los propios intereses inmediatos.

        Una vida honrada es el mayor y más valeroso testimonio que un hombre puede dar de sus creencias.

        Piense en eso.

Redacción del Momento Espírita.
En 22.04.2008.

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