Momento Espírita
Curitiba, 23 de Abril de 2024
busca   
no título  |  no texto   
ícone Realizando sueños

Los medios de comunicación una u otra vez destacan las luchas, dificultades y conquistas de personas famosas.

Son celebridades de la música, del cine y de la televisión que tuvieron una infancia difícil, con sus padres o sin ellos, sin pan y sin protección, durante su convivencia familiar.

Algunos de ellos, exitosos en el momento, no olvidan sus orígenes y, recordando el sufrimiento del pretérito, se convierten en manos bendecidas, distribuyendo favores, atendiendo necesidades humanas.

Otros, sin embargo, se transformaron en personas egoístas, que por haber sufrido mucho, se creen ahora con pleno derecho de usufructuar y disfrutar de todo que está a su alcance.

Ellos piensan solamente en si mismos.

Cuando se recuerdan del pasado, lo hacen de forma amargada, afirmando que se les debe y merecen todo, por lo que han padecido anteriormente.

Pero, no solamente los famosos tienen historias interesantes. Existen personas anónimas,  en el mundo, que alcanzaron éxitos aun más sorprendentes y realizaciones más importantes.

La diferencia es que los medios de prensa no los destacan.

Son personas sin belleza exterior exuberante.

Personas como la brasileña Rosa Celia Barbosa, de porte pequeño, con metro y medio de fortaleza moral y ganas de vencer.

Cuando tenía 7 años Rosa fue abandonada en un orfanato, en Rio de Janeiro. Lloró durante meses. Cuando veía una mujer de falda, acreditaba tratarse de su madre que venía recogerla. Pasado un tiempo, desistió…

Rosa Celia hizo selectividad para cursar medicina, mientras vivía en una pequeña habitación y trabajaba para mantenerse.

Después de diplomarse en medicina, se especializó en cardiología neonatal e infantil en el Hospital da Lagoa, en Rio de Janeiro.

A pesar de no saber el idioma inglés, decidió estudiar en Londres con una de las mayores especialistas del mundo, Jane Sommerville.

Aprendió inglés y consiguió una beca. En Londres, los colegas ingleses se burlaban de ella por no hablar bien el idioma.

Pero ella conquistó el respeto de todos,  al realizar un diagnóstico difícil en una paciente escocesa, examinada durante 8 horas continuadas.

Recordándose de lo ocurrido, Celia, bromeando, dice que el inglés de la paciente era aún peor que el suyo.

Atendiendo a una invitación, Rosa Celia se trasladó desde Londres para Houston, en los Estados Unidos de América. En esta ocasión, al constatar que estaba embarazada,  pidió 24 horas para pensar… y se decidió por tener a su hijo, retornando para Brasil.

Todos los años viaja para estudiar. Permanece al menos un mes en el Children´s Hospital, en Boston, Estados Unidos, trabajando 12 horas al día.

En Rio de Janeiro, instaló un consultorio y retornó a su antiguo cargo en el Hospital da Lagoa, obteniendo especial destaque en un reportaje donde nombraba los mejores médicos de aquella provincia.

Es jefe de un sofisticado Centro de Cardiología, donde son tratados casos límites, historias tristes. Hospital privado, carísimo. Pero ella encontró una manera de allí realizar cirugías en niños sin recursos.

Creó una ONG para obtener dinero junto a amigos y empresarios, ya logró atender 500 niños, de los cuales 120 ya fueron operados quirúrgicamente.

Rosa Celia no tiene sus fotos en los medios de comunicación, tampoco brilla en las pasarelas de la moda.

Quizás, nunca su vida sirva de referencia para una película que diga al mundo lo que ella hizo.

Pero ella sabe y tiene la seguridad de que logró alcanzar su sueño: Soñé durante toda mi vida, comenta ella. Y lo logré. No me importó haber sido pobre, huérfana, ser mujer, tener baja estatura… Lo logré.

Rosa Celia es un ejemplo de alguien que luchó por un sueño y lo tornó una feliz realidad.

Un ejemplo a ser seguido, para infundir coraje de lucha, para afirmar a muchos de nosotros que no debemos desistir de nuestros sueños. Jamás.

 

*.  *.  *

 

Conquistas, sin amor, son efímeras. Cuando la persona se llena de amor, lo esparce, mientras se felicita por las metas alcanzadas, con júbilos y bendiciones a su alrededor.

Ama, pues, sueña y sé feliz, porque donde estés, el ser humano es la gran inversión de la Divinidad.

 

Redacción del Momento Espírita, basado en crónica de Arnaldo Jabor, intitulada Dra. Celia Rosa x Galisteo.

 

© Copyright - Momento Espírita - 2024 - Todos os direitos reservados - No ar desde 28/03/1998