Momento Espírita
Curitiba, 16 de Abril de 2024
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ícone El arte del matrimonio

            ¿Cuál será el secreto de los casamientos duraderos? Parejas que conviven hace años hablan de paciencia, renuncia, comprensión.

            En realidad, cada uno tiene su fórmula especial. No hace mucho, leímos  las anotaciones de un escritor que nos parecieron muy interesantes.

El escritor afirma que un buen casamiento debe ser creado. En el  casamiento, las pequeñas cosas son las grandes cosas.

Es nunca ser muy viejo para tomarse de las manos.  Es recordar de decir “te amo”, por lo menos una vez por día.

Es jamás irse a dormir irritado. Es tener valores y objetivos comunes.

Es estar unidos al enfrentar el mundo. Es formar un círculo de amor que una a toda la familia.

Es proferir elogios y tener la capacidad para perdonar y olvidar.

Es proporcionar un clima donde cada uno pueda crecer en la búsqueda  recíproca del bien y de lo bello.

Es no solo casarse con la persona justa, sino ser el compañero perfecto.

Y para ser el compañero perfecto es necesario tener buen humor y optimismo. Ser natural y saber actuar con tacto.

Es saber escuchar con atención, sin interrumpir a cada instante.

Es mostrar admiración y confianza, interesándose por los problemas y actividades del otro. Preguntarle qué lo atormenta, qué lo hace feliz, por qué está fastidiado.

Es ser discreto y saber el momento de dejar a su compañero a solas para que ponga en orden sus pensamientos.

Es distribuir cariño y comprensión, combinando amor y poesía, sin olvidarse de halagarlo y actuar siempre con cortesía.

Es tener la sabiduría para repetir los momentos del noviazgo. Aquellos momentos mágicos en los que la orquesta del mundo parecía tocar solamente para los dos.

Es ser el apoyo ante los demás. Es tener cuidado en el lenguaje, es ser firme, leal.

Es tener una atención más allá de lo trivial y lograr descubrir cuando uno de ellos se ha esmerado para presentarse al otro.

Un nuevo corte de pelo, un vestido diferente, detalles pequeños pero importantes.

Es saber dar atención a la familia del otro, pues con la unión de la pareja, las dos familias forman una unidad.

Es cultivar el deseo constante de superación.

Es responder dignamente y de forma justa por todos los actos.

Es ser grato por todo lo que uno significa en la vida del otro. 

*** 

El amor real, por mantener sus raíces en el equilibrio, se va afirmando día tras día, a través de la estrecha convivencia.

El amor, nacido de una vivencia progresiva y madura, no tiende a terminarse, sino que se amplía, una vez que los involucrados pasan a conocer vicios y virtudes, manías y costumbres de uno y otro.

El equilibrio del amor promueve la práctica de la justicia y de la bondad, de la cooperación y del sentido del deber, de la afectividad y advertencia madurada.

 

Equipo de Redacción de Momento Espírita, con base en los libros: Un regalo especial, El arte del matrimonio, En la mujer el hombre aprecia, en el hombre la mujer aprecia y Vereda familiar, Editorial FRÁTER – cap. 2.

Versión en español : Roberto M.L.Roca / AD LITTERAM Tradutores Associados

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