Momento Espírita
Curitiba, 19 de Abril de 2024
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ícone La parte más importante del cuerpo
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¿Cuál es la parte más importante del cuerpo? Este es un asunto, seguramente, de difícil solución. Pues fue eso lo que una madre muy joven le preguntó un día a su hijo.

El niño pensó un poco y recordó de lo importante que es el sonido para los seres humanos, pues permite la audición de la voz humana y de los animales, del viento, de la lluvia, de la música. Por eso, contestó: “mis orejas”, mamá.  

“No, tú no has acertado. Pero, no te preocupes. Continúa pensando en el asunto. En otra oportunidad, te vuelvo a preguntar.”

Pasó un tiempo hasta que la madre le volvió a hacer la misma pregunta. El chico, que desde su primer intento de respuesta frustrada, había pensado mucho en el asunto, contestó  inmediatamente:“Mamá, la visión es muy importante para todos. Ella nos permite ver la belleza de los colores, el rostro de nuestros amores, las escenas de las películas, del teatro. Entonces, la parte más importante del cuerpo son  nuestros ojos.”

“Tú estás aprendiendo rápido”, le dijo la madre, “pero la respuesta todavía no es la correcta. Se puede vivir sin la visión de los ojos. Piensa en cuántos ciegos existen en el mundo.”

El niño no desistió y continuó, a lo largo del tiempo, su búsqueda tras la respuesta justa. Una que otra vez, la madre volvía a la carga en cada respuesta del chico, ella aseveraba: “No, no es esta parte la más importante. ¡Pero hijo, de año en año, tú vas poniéndote más despabilado.”

El tiempo pasó y un día, el abuelo del niño falleció. Todos quedaron muy tristes, pues lo amaban mucho. Todos lloraron. El jovencito vio que su padre también lloraba. Eso lo  marcó porque era la segunda vez, en su vida, que veía al padre llorando.

Entonces, la madre que lo miraba, cuando se acercó al ataúd para, desde su fuero íntimo, dirigir un hasta luego más prolongado al abuelo, le preguntó: “¿Hijo, ahora tú te has dado cuenta de cuál es la parte del cuerpo más importante?”  

El muchacho se quedó atónito. Ese no era un momento apropiado para hacerle tal pregunta. Incluso porque, desde la infancia, siempre había llevado todo eso como un juego entre él y su madre. Un juego que pensaba ganar un día, cuando descubriera la respuesta correcta.

Pero, aquel momento era de mucho dolor para pensar en juegos. Aún un poco confundido por la situación, escuchó que su madre decía: “esta pregunta es muy importante. Muestra como tú has vivido realmente tu vida. Para cada parte del cuerpo que citaste en el pasado, yo contesté que estabas equivocado. Pero hoy es el día que necesitas aprender esta importante lección”.

Ella miró al hijo de la manera que sólo una madre puede hacerlo. Sus ojos derramaban lágrimas cuando dijo: “mi querido, la parte del cuerpo más importante son tus hombros.”

“ ¿Es porque sostienen mi cabeza?”

“No, hijo. Es porque se puede apoyar en ellos la cabeza de un amigo o de alguien querido cuando llora.” 

Todos precisan de un hombro para llorar en algún momento de su vida, mi querido.

Espero que tú tengas bastante amor y amigos. Y que tengas siempre un hombro disponible si alguien precisa llorar. 

¡Piensa en eso! 

Las personas podrán olvidarse de lo que has dicho, después que ha pasado un tiempo. Incluso porque, casi siempre no nos habituamos a escuchar con el corazón y la memoria nos traiciona.

Las personas podrán olvidarse de lo que has hecho, con el transcurrir de los años.

La memoria de la gratitud suele empalidecerse con el pasaje del tiempo.

Pero nadie jamás se olvidará de cómo las has hecho sentir, de la amistad que les has brindado, de la emoción que les has proporcionado, de la soledad que tú has colmado con tu presencia, del amor que has sembrado.

¡Piensa en eso!

 

Equipo de Redacción de Momento Espírita, con base en la historia “La parte más importante del cuerpo”, de autor desconocido de nuestro equipo. Versión en español: Roberto M.L. Roca / AD LITTERAM Tradutores Associados.

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