Momento Espírita
Curitiba, 23 de Abril de 2024
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ícone Tesoros íntimos
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            Si usted recibiera la noticia de que su ciudad sería destruida en pocas horas, ciertamente buscaría huir lo más rápido posible. Y en ese caso, que llevaría en la maleta?

            Cuando lo soldados de Ciro, el grande, estaban a punto de invadir la ciudad de Priene, en Jonia, la población se preparaba para la fuga.

Hombres y mujeres, jóvenes y viejos se atropellaban en desespero, intentando salvar sus pertenencias más valiosas.

Apenas un hombre mantenía la calma. Era el filósofo Bias, famoso por sus dotes de cultura, moral y virtud.

Era tan ponderado e íntegro que fue considerado uno de los siete sabios de la antigua Grecia.

Las personas al verlo tranquilo y sereno, le preguntaron si el no iba a preparar la carga que debería llevarse, y el respondió simplemente: “Yo traigo todo conmigo”.

Aquel noble ciudadano guardaba consigo los patrimonios más valiosos de rectitud, bondad y inteligencia, que nadie le robaría.

Y eran esos los valores que le permitían colocarse por encima de las inquietudes de aquella hora y de las preocupaciones con los bienes efímeros de la tierra.

 

Sin duda, solamente las personas que construyen estas virtudes y cultivan la fé en Dios, pueden permanecer tranquilas delante de cualquier situación, por más grave que sea.

Ante la noticia, por ejemplo, de una guerra atómica, capaz de aniquilar la raza humana, muchos se desesperarían y el caos se establecería en poco tiempo. Solo el que edificó en la propia intimidad, valores inmortales, mantendrá la calma.

Tendría la seguridad de la providencia divina y de la supervivencia del alma. La lógica y la razón le darían la convicción de que, si todo fuese destruido, nosotros continuaríamos viviendo, pues somos inmortales.

Estaría seguro que Dios no los dejará desamparados. Si no hubiera condiciones para la vida humana sobre la tierra, el Señor nos daría otro lugar para vivir, pues en su casa, que es el universo infinito, hay muchas moradas.

El miedo, la inseguridad y el deseo de poseer, han sido los grandes responsables por el desespero y la depresión de muchas criaturas.

La inseguridad, hija de la falta de fe, genera una especie de ansiedad que fácilmente conduce a la depresión, entristeciendo y matando la esperanza.

El deseo desequilibrado de poseer es un fuerte componente para el nacimiento y la sustentación de la violencia y del desespero.

La vida agitada, las privaciones materiales, las provocaciones morales, los conflictos de convivencia familiar y social, solo serán superados con tranquilidad por aquellos que cultivan la paz en la intimidad.

Estos y solamente de estos, que permanecerán serenos delante de cualquier situación, por más grave que sea. A ejemplo del filósofo Bias, dirán: “yo traigo todo conmigo”.

A este estado del alma es que Jesús se refería hablando de los tesoros que la polilla no come ni la oxidación corroe y que ningún ladrón roba. Son bienes eternos e indestructibles.

¡Piense en eso!

 

Usted es un ser creado para la eternidad. Es como una llama que jamás se apagará.

Procure cultivar las virtudes que lo liberarán de las miserias propias de la inferioridad humana.

Y recuerde siempre: usted es heredero de Dios. EL universo le pertenece.

Para conquistarlo basta hacer la parte que le toca en esta bendita escuela llamada tierra, que representa un grano de arena delante del infinito.

Por todo esto vale la pena comenzar ahora a cultivar los tesoros morales que nos autorizarán al vuelo definitivo rumbo a la gran luz, rumbo a los altos cimos, donde la felicidad ya es una realidad.

¡Piense en eso!

 

(Equipo de Redacción del Momento Espirita, basado en el capítulo "depresión", del libro “temas de hoy, problemas de siempre”, de Richard Simonetti, ed. Livraria Espírita Boa Nova Ltda.)

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