En su aprendizaje diario, en la caminata necesaria para la evolución, usted encuentra varios obstáculos a lo largo del camino que parecen destinados a desanimarlo a lo largo del trayecto.

Muchas veces usted encuentra los llamados enemigos gratuitos, o amigos habladores que lo dejan en situaciones difíciles.

Otras veces se encuentra con enfermedades físicas, con las deficiencias de carácter de tantas personas, lo que le provoca profunda tristeza, pues son compañeros que no mueven un dedo a su favor, a pesar de ocupar su tiempo siempre que encuentran la mínima dificultad.

Usted tiene a su alrededor la inflación que crece y las ganancias materiales parecen que no siguen el mismo ritmo, lo que lo hace pensar que cuanto más trabaja menos gana y gasta más.

Usted acostumbra ver desmoronarse los más dulces sueños del hogar, sin sentirse en el derecho de huir.

Se desmoronan los anhelos del conjugue atento y afectuoso, de los hijos estudiosos, responsables y respetuosos, y de  la familia compañera capaz de suplirlo de energías en las horas apretadas para su corazón.

Como si no fuese suficiente, todavía surge la indiferencia que lo hace sentirse solo en el mundo, sin cualquier apoyo o ayuda moral.

A pesar de todo, sea cual fuere la lucha que le concierne, sea cual fuere las situaciones que tenga que enfrentar, no se deje desestimular, no se deje abatir.

Usted no es una víctima de la vida. Usted se encuentra únicamente en proceso de reeducación, teniendo oportunidades de hacer las paces con la vida que un día irrespetó en varios de sus aspectos.

Usted que conoce a Jesús, o que un día escuchó sobre la Ley de la causa y el efecto, debe raciocinar que el bien o el mal sembrados en la vida, de la vida misma será recogido, y su desconsuelo o su desaliento de nada colaborará para la solución de sus problemas.

Usted deberá aprender a analizar mejor sus situaciones por las cuales tenga que pasar. Deberá aprender a perdonar, a comprender, a respetar diferencias, a hablar menos, a profundar mejor en los motivos de las cosas, a condenar menos, a ser más indulgente.

El tiempo implacable no para. Así, si usted lo aprovecha para aprender, crecer y ser feliz, él lo bendecirá con expresiva claridad. Caso contrario, si usted lo desperdicie escondiéndose a la falta de ánimo o a la fuga, habrá arrojado al aire, el más expresivo tesoro que nos  es ofrecido por el Creador, para que nos hagamos ricos y felices: el tiempo.

No se pierda en las telas del desestímulo. Confíe siempre en Dios, que le da siempre lo mejor, dándole el chance de brillar y ser feliz.

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Los obstáculos que surgen en su camino no son para impedir sus pasos, son desafíos para ser superados. Cada vez que usted logra vencer una dificultad, sale de ella más fortalecido y más seguro.

Así, no se deje jamás desestimular en ninguna circunstancia, pues Dios confía en su poder de vencer los obstáculos y vencerse a sí mismo.

Redacción del Momento Espírita, con base en el capítulo
10 del libro Para uso diario,  del Espíritu Joanes,
psicografiado por Raul Teixeira, ed. Fráter, Brasil.
En 18.05.2009.